«Si se dispara el euro frente al dólar, habrá disminución de pedidos». Ese es el primer temor que expresan representantes de los principales sectores exportadores alicantinos tras la victoria del republicano Donald Trump en Estados Unidos.

Calzado, juguete, productores agrícolas o industriales del mármol están desde ayer muy pendientes de la cotización de la moneda única frente al billete verde americano, porque una evolución al alza del euro, automáticamente, supone un encarecimiento de sus ventas al primer mercado del mundo, el cuarto para la provincia de Alicante, y también a otras zonas que operen con el dólar, como Asia.

Tras un largo periodo con una cotización favorable para la exportación nacional y provincial -muy cercana a la paridad-, en los días previos a la celebración de las elecciones norteamericanas el euro se apreciaba ligeramente, situándose por encima de 1,10 dólares. Con un escenario propicio, hasta el pasado mes de agosto, la provincia exportó productos -principalmente calzado- por valor de 196,4 millones de euros, un 9,2% más que en el mismo periodo anterior. No obstante, pese al incremento de las ventas al mercado más deseado por todos los exportadores, la cifra de las importaciones a Alicante procedentes de EE UU es superior: 296,4 millones hasta agosto, que suponen un aumento del 8,1% en relación a un año antes.

Frutos secos

Y de esta facturación, el 79,1% lo representa la entrada de frutos secos americanos, fundamentalmente la almendra de California, aunque también mandarinas, hortalizas y, dentro del sector netamente alimentario, el turrón. El volumen de la importación de la almendra californiana suele provocar las críticas de los agricultores alicantinos al considerar que elevadas cantidades mueven los precios a la baja en el mercado doméstico.

Si una apreciación del euro frente al dólar impulsa la exportación, en la dirección contraria, el mismo tipo de cambio aumentaría la entrada de productos estadounidenses al resultar más barato para los norteamericanos, lo que inclinaría el saldo de la balanza comercial hacia Estados Unidos. «Y una mayor entrada de productos desde aquel mercado nos perjudicaría», subraya Eladio Aniorte, presidente de la organización agraria Asaja en Alicante, quien apelaba, no obstante, a la cautela y al «mensaje conciliador» de Trump, ayer, al igual que el resto de sectores.

Una cautela, no exenta de inquietud, porque los sectores exportadores también aseguran que además del tipo de cambio, estarán pendientes, a medio y largo plazo, de si el futuro inquilino de la Casa Blanca opta por aumentar el proteccionismo, como ha anunciado durante la campaña electoral y, por tanto, refuerza las barreras arancelarias.

Un escenario que encarecería la exportación, «y las empresas tendrían que realizar un mayor esfuerzo para mantenerse en aquel mercado, el quinto para el calzado alicantino», subraya Marián Cano, presidenta de la Asociación de Empresarios de Calzado de la Comunidad Valenciana (Avecal). La industria zapatera es el primer exportador provincial a EE UU, con más de 90,8 millones hasta agosto, que suponen un 15,5% más que en el mismo periodo del año anterior.

Pese a esta inquietud, Cano recuerda que el norteamericano es un cliente consolidado, «donde cada vez estamos vendiendo más, donde el precio medio por par es más alto entre nuestras exportaciones y, además, es un país al que las empresas consideran como una oportunidad de negocio».

Aranceles y TTIP

Las hortalizas es el segundo exportador provincial. Y aunque con dígitos inferiores (9,4 millones), la facturación supone duplicar las ventas en el último año. Para el sector juguetero, con 3,5 millones del valor de sus exportaciones a EE UU, es el primer mercado por detrás de la Unión Europea y considera que en caso de que se adopten medidas proteccionistas, la UE en su conjunto tendría que negociar con la Administración norteamericana para reducir el impacto de un posible endurecimiento de los aranceles, según aseguraba el presidente de los jugueteros, José Antonio Pastor. Asimismo, EE UU es uno de los objetivos del mármol alicantino, que no obstante, viene sufriendo un recorte de sus ventas exteriores por la caída de mercados como China y la competencia de Egipto o Grecia en otros, incluido Estados Unidos. Desde este sector muestran preocupación por si suben los aranceles, «lo que reduciría nuestros pedidos», incide Juan Antonio Santo, miembro de la directiva de la patronal marmolera.

En otro escenario a más largo plazo se está pendiente, asimismo, de la decisión que pueda tomar Donald Trump -ya como presidente- sobre la firma o no del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) con la UE. Un acuerdo de libre comercio que favorecería las ventas al exterior.

No obstante, el contrapunto lo pone la Unió de Llauradors, que considera que el TTIP podría «poner el mercado en manos de las grandes empresas: de fertilizantes, maquinaria, energía o de distribución, entre otras», incidía Ramón Mampel, secretario general de esta organización agraria. La Unió también alerta sobre el impacto que la posible firma del TTIP podría tener en las «denominaciones de origen, que Estados Unidos no reconoce».