El presidente de EE UU, Barack Obama, prometió ayer llevar a cabo una «transición pacífica» de poder, algo que, según dijo, es una de las «señas de identidad» de la democracia del país, pese a admitir que tiene «muy significativas diferencias» con el elegido para sucederle en la Casa Blanca, Donald Trump.

«Estamos todos en el mismo equipo. No somos republicanos o demócratas primero, sino americanos primero, patriotas primero y todos queremos lo mejor para nuestro país», enfatizó Obama en su primera comparecencia desde la Casa Blanca tras las elecciones del martes.

Según Obama, ese mismo mensaje fue el que escuchó la noche electoral «directamente» de Trump cuando habló con él para felicitarlo por su victoria y «es lo que necesita el país, un sentido de unidad, de inclusión».

«Espero que (Trump) mantenga ese mismo espíritu» durante la transición y en su presidencia, agregó Obama.

Acompañado por su vicepresidente, Joe Biden, el mandatario deseó, además, que el que será su sucesor en la Casa Blanca a partir de enero «tenga éxito» en su propósito de «unir y liderar» a EE UU. La presidencia es algo «más grande que cualquiera de nosotros», afirmó Obama al explicar que ha pedido a su equipo que sigan el ejemplo de lo ocurrido hace ocho años, cuando el republicano George W. Bush le abrió a él las puertas de la Casa Blanca, para garantizar una transición sin complicaciones.

Al hablar sobre Clinton, que fue su secretaria de Estado durante cuatro años, le dio las gracias por su «extraordinaria vida» dedicada al «servicio público».

«No podría estar más orgulloso de ella», añadió el presidente al halagar la figura de Clinton.