Las autoridades alemanas reabrirán los casos nunca aclarados de al menos dos niños asesinados, en busca de un posible vinculación con un terrorista neonazi muerto hace cinco años y miembro de un grupo ultraderechista que mató a nueve inmigrantes.

El primer ministro de Turingia, Bodo Ramelow, anunció hoy la reapertura de un caso nunca esclarecido después de que la policía de Baviera confirmase ayer la nueva vía de investigación al hallar el ADN del terrorista junto a los restos una niña de 9 años localizados el pasado julio en un bosque, tras años de infructuoso rastreo en la región bávara donde había sido vista por última vez.

El caso anunciado hoy por Ramelow es de un niño también de 9 años muerto en los años 90 en Turingia.

La pista que relaciona a Uwe Böhnhardt con la muerte de Peggy es aún frágil y no puede descartarse que los rastros de ADN del neonazi fueran a parar de modo accidental junto al esqueleto de la niña, ya que los cadáveres de ambos estuvieron en una misma morgue, aunque con años de diferencia.

"Las investigaciones están en un estado muy inicial", admitió el ministro del Interior, Thomas de Maizière.

Por lo pronto, las revelaciones han dado otro vuelco al de por sí complejo entramado alrededor del grupúsculo Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), una célula neonazi integrada por tres miembros, de los cuales solo sigue viva una mujer, Beate Zschäpe.

La existencia del grupo salió a relucir a raíz del doble suicidio en una furgoneta de Böhnhardt y su compañero Uwe Mundlos, acosados por la policía tras cometer un atraco, en verano de 2011.

Zschäpe se entregó poco después, tras hacer saltar por los aires la casa donde vivían los tres, entre cuyas ruinas se encontró material inculpatorio y hasta un macabro comic de los asesinatos de los nueve extranjeros, cometidos todos con la misma pistola, entre 2000 y 2007, así como una agente de la policía.

Escándalo político y policial

El hecho de que esa célula hubiera actuado durante más una década, sin que se investigara un hilo conductor entre las muertes de los inmigrantes, ocurridas en distintas partes del país, derivó en un escándalo político y policial.

A ello se suman ahora las nuevas revelaciones sobre el posible vínculo de al menos uno de los miembros del trío con Peggy.

A Zschäpe, de 40 años, se la juzga desde hace tres años en Múnich por los asesinatos de los inmigrantes y la policía, así como varios atentados con bomba y atracos con bomba cometidos por el grupo.

El abogado Mehmet Daimagüler, representante de la acusación particular en el juicio contra Zschäpe, advirtió ya ayer de que hasta ahora no se ha investigado como correspondía un ordenador hallado en la casa donde vivió el grupo.

De acuerdo con el jurista, entre los contenidos había una serie de archivos con pornografía infantil sin que se llegara a establecer habían sido almacenados por Böhnhardt o por los restantes miembros.

En el vehículo donde se suicidaron los dos neonazis, en medio de la persecución policial, se hallaron asimismo juguetes e incluso un zapato, sin que se llegase a establecer su procedencia.

El caso de la pequeña Peggy levantó en su momento un gran revuelo y hasta se abrió un juicio por indicios contra un hombre con problemas psíquicos, quien se declaró culpable y fue condenado a cadena perpetua.

Poco después retiró esa declaración de culpa y la propia justicia bávara reabrió el proceso, ya que se constataron contradicciones entre el relato de su confesión y las investigaciones policiales.