Grecia celebra hoy por segunda vez elecciones en tan solo ocho meses, pocas semanas antes de tener que adoptar un nuevo paquete de medidas dolorosas que forma parte del tercer rescate y que contraviene el ambicioso programa económico que llevó al izquierdista Syriza al poder en enero.

Inmediatamente tras la constitución del nuevo Parlamento, el legislativo deberá votar nada menos que 31 medidas que los acreedores han puesto como requisito para desbloquear un tramo de 3.000 millones de euros de los 86.000 millones del tercer rescate, y el inicio de la negociación para la reestructuración de la deuda.

Nuevos ajustes

En entre ellas, figura el incremento del impuesto sobre la renta de los agricultores del 13 % a 26 % y el aumento del 27,5 % al 55 % del pago anticipado de este gravamen, dos aspectos pactados con las cuatro instituciones (Comisión Europea, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y Mecanismo europeo de Estabilidad) que han levantado fuertes protestas.

Esta medida se añade al incremento en tres puntos porcentuales (hasta el 29 %) del impuesto sobre la renta de autónomos y empresas, y del incremento progresivo, del 55 % actual hasta el 100 % de su pago anticipado.

El futuro Gobierno deberá asimismo adoptar medidas radicales para sanear las cajas de pensiones que conducirán a reducciones sustanciales de los ingresos de los jubilados, la franja de la población que más castigada se ha visto en los últimos seis años por los recortes aplicados durante los sucesivos rescates.

A partir de octubre debe aplicarse además la cláusula de "déficit cero" a las pensiones suplementarias, lo que llevará a una reducción automática de estas prestaciones de entre el 30 % y el 70 %, excepto si el nuevo Ejecutivo presenta medidas equivalentes que los acreedores estén dispuestos a aceptar.

Pensiones

Además, deberá aplicarse el modelo de cálculo de la pensión mínima previsto en el primer rescate de Grecia, en 2010. Según este modelo, la pensión mínima garantizada por el Estado, fijada en 360 euros hasta el final de 2015, deberá ajustarse a la evolución del producto interior bruto (PIB) y del índice de precios de consumo (IPC), lo que podría conducir a la reducción automática de las pensiones, a la vista de que Grecia padece el doble mal de la recesión y la deflación.

Sin un ganador claro

Los múltiples sondeos publicados en los últimos días no parecen inclinar la balanza hacia la coalición de izquierdas Syriza, aunque contaría por una ventaja mínima, pero tampoco hacia los conservadores de Nueva Democracia, si bien un escaso margen para cualquiera de ambos sería crucial para poder formar gobierno, ya que el sistema electoral heleno prima con 50 escaños a la fuerza más votada.

Syriza afronta esta tercera cita con las urnas este año con menos apoyo del que comenzó, tras imponerse en las elecciones del 25 de enero con un 36,3 por ciento de los votos, ya que los sondeos le auguran actualmente entre un 27 y un 31 por ciento, una cifra muy alejada del respaldo próximo al 50 por ciento que tenía tras el referéndum de julio, en el que el 'no' defendido por Tsipras se impuso con el 61,3 por ciento.

Sin embargo, la salida del ala izquierdista de la formación por su rechazo al acuerdo pactado por Tsipras con los acreedores a cambio de los 86.000 millones de euros de rescate, no parece haberle hecho especial mella puesto que el nuevo partido, Unidad Popular, podría no superar el umbral del 3 por ciento de votos necesarios para lograr representación parlamentaria.