Barzani amenazó, en una entrevista difundida a principios de mes por la cadena de televisión ´Al Arabiya´, con "crear el caos en Diyarbakir y otras ciudades del sureste de Turquía" si Ankara seguía entrometiéndose en sus asuntos. Acto seguido, el Gobierno turco criticó duramente a Barzani, informó de la situación a Estados Unidos y envió una nota de protesta a Irak a través de su Ministerio de Asuntos Exteriores. Mientras, el jefe del Ejército, Yasar Buyukanit, solicitó el pasado jueves el apoyo del Parlamento para iniciar una "operación transfronteriza" contra el PKK en el norte del país vecino.

A raíz de todo ello, Barzani decidió enviar a Dizai a la capital turca. Según la misma fuente, éste habría mantenido "contactos" con oficiales del Ministerio turco de Exteriores y "otras instituciones estatales". En sus encuentros, Dizai trató de dejar claro que las afirmaciones del líder kurdo iraquí que tantas ampollas han levantado fueron vertidas hace mucho tiempo. De la otra parte, los altos funcionarios turcos informaron detalladamente al dirigente del KDP de las sanciones que Turquía estudia imponer al Kurdistán iraquí por la salida de tono de Barzani.

Precisamente, este último fin de semana ha estado plagado de proclamaciones bienintencionadas por parte de los dirigentes del Kurdistán iraquí. Durante un encuentro con el nuevo embajador de Estados Unidos en Irak, Ryan Crocker, Barzani quiso dejar claro que no desea que haya "problemas" en sus relaciones con Turquía. "No amenazamos a nadie y nunca aceptaremos ser amenazados", agregó.

En la misma línea se expresó el pasado sábado el primer ministro del Kurdistán iraquí, Nechervan Barzani. "Estamos listos para negociar con ellos (Turquía); en cualquier lugar y en cualquier momento", apuntó, si bien advirtió de que no aceptarán "ninguna interferencia militar en el territorio de Irak".