Los expertos holandeses y australianos recurrieron hoy a perros policía para rastrear la vasta zona de la catástrofe del avión malasio en el este de Ucrania y encontrar los restos aún no repatriados de los 298 ocupantes del aparato siniestrado.

Los especialistas internacionales localizaron hoy por segundo día consecutivo nuevos restos humanos en las proximidades de una granja de pollos en la pequeña localidad de Grabovo, donde cayó el vuelo MH17 de Malaysian Airlines el 17 de julio.

Al parecer, algunas granadas estallaron hoy cerca de donde operaban los 70 expertos, según dijo el portavoz de la misión neerlandesa en Ucrania, encabezada por Pieter-Jaap Aalbersberg, aunque eso no les impidió continuar con su trabajo.

Una vez todos los expertos se hayan acomodado en la nueva base de la misión en la localidad de Soledar, bajo control de las fuerzas gubernamentales ucranianas, los holandeses enviarán buzos a rastrear los ríos de las inmediaciones.

Aparte de la zona central del siniestro en Grabovo, los restos del Boeing-777 y de sus pasajeros están diseminados por una superficie de entre 20 y 30 kilómetros cuadrados.

El morro del avión se encuentra en un campo de girasoles en la localidad de Rasipnoye, mientras en Petropávlovka yace intacto un gran trozo del fuselaje sin que los expertos hayan podido aún acceder al lugar.

No les será fácil, ya que los combates estallaron hoy de nuevo en Rasipnoye, donde los milicianos prorrusos se niegan a ceder sus posiciones para facilitar el acceso de los investigadores extranjeros.

Los expertos reconocen que necesitarán varias semanas para poder examinar en detalle toda la zona, aunque el aspecto positivo es que se trata en su mayoría de prados y terrenos cultivados de fácil acceso.

A su vez, la policía holandesa adelantó que tiene previsto reconstruir la zona del desastre con la ayuda de fotos y vídeos remitidos por particulares y realizadas antes, durante y después de la catástrofe.

Pruebas auténticas sobre la catástrofe

Los restos humanos encontrados ayer y hoy serán trasladados esta noche a la vecina región de Járkov, donde serán examinados mañana por los forenses holandeses, según aseguró su gobernador, Ígor Baluta.

Los expertos también buscan entre los restos del avión pruebas sobre las auténticas causas de la catástrofe del aparato supuestamente derribado por un misil el 17 de julio y objetos personales para enviárselos a los familiares de las víctimas.

Al respecto, Andréi Lisenko, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa ucraniano, acusó hoy a los rebeldes de derribar un avión espía no tripulado (drone) con una lanzadera de misiles Buk.

Según fuentes ucranianas y estadounidenses, ese sistema equipado con un radar para detectar aviones enemigos fue el que se empleó para derribar el avión de pasajeros de Malaysian Airlines.

La guerra sigue mientras tanto y las fuerzas gubernamentales continuaron su avance para estrechar el cerco en torno a la principal plaza fuerte rebelde, Donetsk, que ha sido abandonada por decenas de miles de sus residentes, aunque otras fuentes hablan de cientos de miles.

La situación es especialmente dramática en la ciudad de Lugansk, que está completamente cercada y donde ya no hay ni luz, ni agua, ni telefonía móvil, ni internet, según informaron las autoridades locales.

"La ciudad se encuentra al borde de una catástrofe humanitaria. No hay suministros y las reservas se han agotado", aseguró el alcalde Serguéi Kravchenko.

Además, "no hay ni gasolina, ni diesel, ni gas", no salen los trenes, y "no hay cómo poner en marcha ambulancias, servicios comunales, equipos de emergencia, transporte público, los coches que reparten el pan y otros alimentos", agregó.

Debido a la ausencia de suministro eléctrico, los productos alimenticios almacenados "se han estropeado" irremediablemente, y es casi imposible obtener agua embotellada.

"La gente que se ha quedado vive como puede, cura a los enfermos y heridos, pero no tiene medios de subsistencia. Sin un céntimo se han quedado también los pensionistas que no puede adquirir ni los productos más básicos", insistió.

El alcalde considera que, "ahora salir de Lugansk es prácticamente imposible", pero si ambos bandos acordaran un alto el fuego y crearan un corredor seguro que "no cientos, sino miles intentarían abandonar la ciudad".

Según los expertos, en un intento de evitar más bajas entre sus filas, Kiev podría optar por una guerra de desgaste para derrotar a las milicias de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.