Al menos once personas, cinco de ellas miembros de las fuerzas del orden, murieron hoy y otras 23 resultaron heridas en una nueva jornada de protestas en Siria, informaron fuentes del régimen y de la oposición.

Cuatro de los fallecidos pertenecían a las fuerzas sirias y murieron en una "emboscada tendida por un grupo terrorista armado" cerca de la ciudad de Al Dahiriya, situada en la provincia de Hama, en el centro del país, informó la agencia de noticias oficial SANA.

La misma fuente agregó que otros 18 agentes resultaron heridos en el ataque. Por su parte, el Observatorio sirio de Derechos Humanos (OSDH), informó de la muerte de dos civiles en el barrio de Baba Amro, en la ciudad de Homs (centro), por disparos de las fuerzas de seguridad, que desde el lunes practican redadas en esa zona.

Además, aseguró que un policía murió hoy en la provincia norteña de Idleb por los disparos de un grupo de desconocidos.

La misma organización pro derechos humanos indicó que dos civiles perdieron la vida durante operaciones llevadas a cabo por los cuerpos de seguridad en la ciudad de Al Kasua, en la provincia de Rif Damasco, en el sur del país.

En la provincia de Homs, un niño de once años y una mujer fallecieron y otras cinco personas sufrieron heridas por los disparos de las fuerzas del régimen contra el minibús en el que las víctimas se trasladaban en la localidad de Al Rastan.

Asimismo, el Observatorio denunció que un civil murió hoy debido a las heridas a bala que sufrió el lunes durante una acción represora de la Policía en la ciudad de Al Mosaifera, en el sur del país. Por otra parte, indicó que las fuerzas sirias entregaron hoy el cadáver de una joven a su familia.

Al parecer, la chica fue detenida hace un mes para presionar a su hermano, que fue posteriormente asesinado por las fuerzas de seguridad en Homs, a que se entregara.

Según este grupo, el cadáver de la joven tenía las piernas, los brazos y la cabeza cercenados, hecho que provocó la ira entre los habitantes de Homs.

En la misma ciudad se ha denunciado el secuestro de otras cinco jóvenes por parte de los agentes del régimen del presidente Bachar al Asad, concluyó el Observatorio.

Según datos de la ONU, desde que el pasado marzo comenzara la violenta represión de las protestas en Siria han muerto al menos 2.700 personas, de las cuales un centenar son niños.