Los gadafistas atrincherados en el oasis de Bani Walid, al sureste de Trípoli, han plantado una dura resistencia, que ha desatado la lucha casa a casa y los rebeldes han logrado adentrarse hasta medio kilómetro del centro de uno de los últimos feudos del coronel Muamar al Gadafi.

El general rebelde Daw Dejek explicó a los periodistas, a unos 3 kilómetros al norte del acceso de esta población, que habían liberado el zoco y expulsado a los combatientes gadafistas, que aseguró estaban muy bien adiestrados y disciplinados en el combate.

Las tropas revolucionarias han entrado hasta 500 metros del centro de esta localidad, a unos 150 kilómetros de la capital, y donde los rebeldes están convencidos que se ocultan dos de los hijos de Gadafi: Saif al Islam y Mutasim, considerados dos de los vástagos más belicosos del depuesto dictador.

La resistencia organizada de los gadafistas en este enclave, que resiste al empuje revolucionario al igual que Sirte, la ciudad natal de Gadafi, y los meridionales oasis de Sebha y Jufrah, cuenta con unos 600 efectivos, apoyados con francotiradores y lanzagranadas RPG, según el mando militar rebelde.

Las columnas revolucionarias han penetrado en el interior de la ciudad por tres frentes; el norte con las tropas procedentes de Trípoli, y el este y el sur, donde hay mayor capacidad defensiva de los gadafistas, con los batallones de Misrata, la ciudad portuaria que sufrió y resistió el asedio de las brigadas gadafistas durante toda la guerra.

Los gadafistas, según explicó el general rebelde Daw Dejek, han destruido todas las comunicaciones para mantener sometida a la población de la ciudad y han inutilizado tanto el servicio de abastecimiento de agua como la red eléctrica.

Aunque el oficial rebelde ha insistido en que sus tropas tratan de evitar las bajas civiles y han comenzado a distribuir con sus vehículos leche para los niños, agua, medicinas y otros suministros básicos para la población civil, insistió en la dureza de los combates.

"No estamos de lejos de la liberación, aquí están muchos de nuestros hermanos atrapados por las fuerzas gadafistas y los mercenarios", declaró a la prensa Dejek, quien añadió que habían "pedido a la población que les abandonen y aislen".

El mando militar rebelde, a pesar de haber expirado el ultimátum para la rendición, insistió en que "todavía tienen tiempo para deponer las armas y garantizamos que sólo aquellos que no tengan las manos manchadas de sangre serán respetados y colocados en un lugar seguro".

Por su parte, el jefe de los negociadores rebeldes, Abdala Kengil, dijo a EFE que están completamente seguros de que Saif al Islam y Mutasim encabezan la resistencia y afirmó que están localizados desde que fueron vistos hace dos días.

Subrayó que durante la pasada semana han trabajado mucho para evitar un baño de sangre y su objetivo ahora es tratar de minimizar las bajas civiles.

No obstante, puntualizó que la mayoría de la gente que está entro no se quiere rendir por ser miembros de una misma familia y añadió que muchos tienen miedo después de que los gadafistas asesinaran a gente de la ciudad y culpasen a la OTAN y a los rebeldes.

Los rebeldes que cercan la ciudad creen que muchos de sus habitantes no saben lo que ocurre en Libia desde hace días al haber sido interrumpidas las comunicaciones, que admiten no han logrado pese a sus intentos reparar, debido a los francotiradores.