La Unión Europea medirá a partir del próximo 1 de junio la resistencia de sus centrales nucleares ante catástrofes naturales y de origen humano, pero dejará fuera la prevención frente a atentados terroristas, lo que ya ha generado críticas sobre la utilidad de la evaluación.

El comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, quien había asegurado que no firmaría un acuerdo que no fuese suficientemente ambicioso, dijo hoy en rueda de prensa estar "muy satisfecho" con los criterios y la metodología que seguirán las llamadas "pruebas de estrés".

"Hemos creado una buena base para la evaluación objetiva de nuestras centrales", afirmó Oettinger, quien negó que los exámenes vayan a reducirse a "automatismos" para cubrir el expediente y tranquilizar a la población sobre la energía nuclear.

La principal novedad es la creación de un equipo de evaluación supranacional formado por siete expertos europeos que revisarán los controles que realicen las autoridades competentes de cada país y podrán efectuar comprobaciones sobre el terreno, más allá de los controles de documentación iniciales.

La composición de este equipo será acordada entre la Comisión Europea (CE) y ENSREG -la plataforma que reúne a las autoridades de seguridad nuclear de los Veintisiete-, pero Bruselas ya ha adelantado que incluirá a dos miembros permanentes para dar continuidad al examen y que ninguno de los integrantes podrá ser del país estudiado.

Aunque todos los países se han comprometido a realizar las pruebas, su carácter es en realidad voluntario, por lo que el equipo de supervisión supranacional no tendrá competencia para obligar a los gobiernos nacionales a cerrar las plantas que no superen el examen.

Oettinger aclaró que las pruebas examinarán la preparación frente a catástrofes naturales como terremotos, maremotos, inundaciones, temperaturas extremas y la combinación de varias; así como las cuestiones técnicas relativas a los sistemas de refrigeración y el suministro eléctrico para garantizar que no fallen, como ocurrió en la central de Fukushima (Japón), y evitar la fusión del núcleo.

También tendrán en cuenta los problemas de origen humano, desde errores técnicos hasta accidentes de transporte, y revisarán si el personal de las centrales está lo suficientemente cualificado para garantizar una gestión segura de la planta y reaccionar ante una emergencia.

La CE precisó también que el motivo por el que no se incluyen en las pruebas aspectos como la prevención ante ataques terroristas es porque las cuestiones de seguridad nacional no son competencia de ENSREG ni de la Comisión sino de los estados miembros.

Se comprometió, no obstante, a trabajar en los próximos meses con los Veintisiete sobre cómo medir la preparación ante una amenaza terrorista, de forma paralela a las pruebas.

La CE informará al Consejo Europeo sobre el avance de las pruebas el 9 de diciembre, pero las conclusiones finales no se esperan hasta la primera mitad de 2012.

Bruselas apuesta por la transparencia durante todo el proceso, así como por que los resultados sean completamente públicos.

También para finales de año, está previsto que el Ejecutivo de la UE proponga una reforma de la directiva comunitaria sobre seguridad en las centrales nucleares, inicialmente prevista para 2014.

En la UE existen 143 reactores repartidos en 14 estados miembros, con Francia a la cabeza como país más activo, con 58 reactores, seguida por el Reino Unido (19) y Alemania (17).

España tiene ocho reactores, dos de los cuales (Cofrentes, en Valencia, y Garoña, en Burgos) son de agua en ebullición, el mismo tipo que se utiliza en Fukushima.