Un dossier policial, basado en informes aún provisionales de la investigación y presentado ayer por el ministro renano de Interior, Ralf Jäger, responsabilizaba en primera línea a los organizadores, Lopavent, propiedad del empresario de una cadena de clubes de 'fitness', Rainer Schaller.

El ministro renano insistió en que todo ocurrió dentro del recinto y por tanto era responsabilidad del organizador, que además alertó a la policía cuando la situación ya estaba fuera de control.

La pregunta en los medios alemanes es por qué, pese a las múltiples advertencias de la policía, se firmó la autorización de una fiesta que en ediciones anteriores ya había superado el millón de asistentes.

Jäger hizo hincapié en que tales conclusiones deben tomarse aún como "provisionales", ya que las investigaciones están aún en curso y la fiscalía no ha cerrado tampoco sus diligencias, pero dijo que, hasta donde se sabe, Lopavent, la empresa organizadora, no cumplió con lo inicialmente previsto.

Según el inspector de la policía renana, Dieter Wehe, los organizadores abrieron los accesos al recinto a las 12.00 (10.00 GMT), dos horas más tarde de lo previsto, lo que imposibilitó una entrada fluida ya incluso de los primeros asistentes.

Se había estimado que el túnel tenía capacidad para permitir un flujo de 30.000 personas por hora, pero como consecuencia de lo anterior quedó abarrotado poco después de la apertura del recinto.

Pese a esa situación, la organización no alertó a la policía del atasco dentro del túnel hasta las 15.30 (13.30 GMT), lo que imposibilitó una acción más rápida ante una situación que ya escapaba al control del personal de seguridad privada contratada por Lopavent.