El disidente cubano Darsi Ferrer, considerado prisionero de conciencia por Amnistía Internacional (AI), salió hoy de la cárcel en régimen de arresto domiciliario tras permanecer encarcelado once meses en prisión preventiva.

Ferrer, un médico de 40 años detenido en julio de 2009 por "receptación" de materiales de construcción y "atentado", fue finalmente juzgado este martes en un tribunal de La Habana que lo condenó a una pena de un año y tres meses de cárcel por esos delitos.

Al haber pasado ya once meses en la cárcel los cuatro restantes los cumplirá en régimen de prisión domiciliaria.

Aunque el caso de Darsi Ferrer no está estrictamente vinculado al proceso de mediación iniciado por la Iglesia Católica cubana ante el Gobierno de Raúl Castro en favor de los presos políticos, analistas consultados por Efe consideraron que ese contexto "de distensión" ha podido favorecer la medida.

En cualquier caso, Ferrer volvió en la tarde del martes a su casa y afirmó que se siente con "mayor compromiso" y "responsabilidad" en la defensa de las libertades y los derechos fundamentales en Cuba.

Este médico disidente, director del ilegal Centro de Salud y Derechos Humanos "Juan Bruno Zayas" de La Habana, sostuvo que continuará sus actividades políticas "ahora con más ahínco", después de conocer "todavía más el sufrimiento del pueblo cubano, algo que no había vivido todavía: estar en una prisión".

"Ahora siento mucho mayor compromiso, mucha mayor responsabilidad, porque en Cuba se pueda vivir con derechos, porque todos seamos vistos como iguales y se respeten las libertades y derechos fundamentales de las personas", señaló.

El disidente dijo que ha conocido "en carne propia lo que están viviendo mis hermanos de lucha que por sus ideas políticas llevan siete largos años en esas mismas condiciones que son tan bárbaras, que son tan difíciles", señaló en alusión a los 52 opositores del grupo de 75 encarcelados en 2003 que aún permanecen en prisión.

Opinó que el juicio celebrado después de once meses en la cárcel, le parece que "no es más que la confirmación de las violaciones" en su caso de los procedimientos y términos legales.

"No es más que la culminación de todo un teatro contado durante muchísimo tiempo. Nunca se me probó que hubiese cometido ningún tipo de delito. Soy una persona totalmente inocente y que simplemente fui castigado por la Seguridad del Estado por mi forma de pensar", remarcó.

También manifestó que le gustaría pensar que la sentencia aplicada "es motivo o consecuencia" del proceso de diálogo que iniciaron en mayo la Iglesia católica cubana y el Gobierno.

Los primeros resultados de esas conversaciones fueron la excarcelación de un preso político muy enfermo y el traslado de otros doce a cárceles cercanas a sus provincias de origen.

"He visto que por primera vez el Gobierno identifica a una institución independiente de la sociedad civil y le da el papel de mediador", añadió.

Este activista fue acusado en 2009 de adquirir ilegalmente unos materiales de construcción, aunque había declarado que los dos sacos de cemento y vigas de hierro que le incautó la policía se los había dado un amigo que había dejado Cuba sin terminar unas obras en su casa.

Además se le imputó el cargo de "atentado" presuntamente por haber agredido físicamente a un vecino que apoyó esas acusaciones.

El disidente es conocido por haber organizado en los últimos años varias marchas en un céntrico parque de La Habana por el "Día Mundial de los Derechos Humanos", que se celebra el 10 de diciembre.

El líder de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), Elizardo Sánchez, dijo hoy a Efe que el encarcelamiento de Ferrer "ha sido un castigo arbitrario", aunque "obviamente el Gobierno pudo ponerle una condena mayor y el caso es que no lo ha hecho".

Según Sánchez, Ferrer "se podrá mover libremente, pero se supone que no podrá participar en manifestaciones políticas públicas como él acostumbra porque correría el riesgo de que lo encarcelen de nuevo".