El número de refugiados que han huido de los enfrentamientos que se han producido en los últimos días en Kirguizistán por motivos étnicos y políticos podría ascender pronto a 100.000, según afirmó este martes el enviado especial del secretario general de la ONU y director del Centro Regional para la Diplomacia Preventiva para Asia Central, Miroslav Jenca.

"Las autoridades uzbekas nos han informado de que la cifra de refugiados que se han acumulado en el lado uzbeko (de la frontera) es de 75.000, pero está aumentando y pronto podría superar los 100.000", declaró Jenca a los medios de comunicación. Explicó que la falta de seguridad en la zona fronteriza de Kirguizistán impide obtener datos sobre la cantidad de personas que han huido de la violencia.

Los enfrentamientos entre personas de origen kirguís y de origen uzbeko en las ciudades de Osh y Jalalabad comenzaron la noche del jueves de la semana pasada y se agravaron durante el fin de semana. Los uzbekos representan el 14,5% de la población de Kirguizistán, pero en las provincias de Osh y Jalalabad hay más o menos el mismo número de habitantes de cada comunidad.

Los testigos de los hechos aseguran que los participantes en los disturbios, armados con fusiles de asalto, barras de hierro y machetes, incendiaron casas y dispararon contra las personas que intentaban escapar. Un periodista de la agencia Reuters indicó que parece que este martes Osh está en calma.

El Gobierno interino señaló que ha ayudado a evacuar a ciudadanos extranjeros, entre ellos 200 chinos y 198 indios, así como turcos, paquistaníes, europeos, afganos y turkmenos. Mientras, Pakistán y Alemania han enviado ayuda a las zonas afectadas por la violencia, y se prevé que China envíe alimentos y material médico este martes.

La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), cuyos miembros --Rusia y antiguas repúblicas soviéticas-- mantuvieron ayer, lunes, una reunión extraordinaria en Moscú para abordar el tema de la crisis kirguís, ha propuesto enviar helicópteros y otros equipos para ayudar al Gobierno interino a poner fin a la violencia, y ha sugerido que también podría desplegar militares.

Estos incidentes son los que han provocado más víctimas mortales en Kirguizistán desde 1990, cuando el entonces presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, desplegó tropas soviéticas en Osh debido a una disputa por la propiedad de unas tierras que se saldó con la muerte de centenares de personas.

El Ejecutivo provisional kirguís, que se instaló en el poder tras el derrocamiento del presidente Kurmanbek Bakiyev el pasado mes de abril, ha acusado a los simpatizantes de éste de generar el conflicto étnico, pero Bakiyev lo negó en un comunicado emitido el pasado domingo.

Este martes, el jefe de Estado depuesto pidió a la OTSC desde Bielorrusia, donde vive ahora, que envíe tropas a Kirguizistán. También animó a las comunidades kirguís y uzbeka a hacer las paces y afirmó que los dirigentes que le han sustituido en el Gobierno son incapaces de hacer que vuelva el orden.