Al menos 15 personas murieron y 45 resultaron heridas a consecuencia de la explosión este domingo de una bomba detonada por un suicida ante la sede en Bagdad del Banco Central de Irak, y del tiroteo posterior entre presuntos ladrones y fuerzas de seguridad, según informó el Ministerio del Interior.

El ataque fue perpetrado aprovechando la salida de los empleados del banco, y la columna de humo generado por el incendio del generador eléctrico pudo verse desde varios puntos de la capital.

Según el Ministerio del Interior, había cuatro suicidas y tres milicianos más, todos ellos muertos ya. Sin embargo, otra fuente de Interior explicó que había decenas de asaltantes vestidos con uniformes militares, una táctica relativamente habitual de los grupos armados iraquíes y que todos ellos lograron escapar.

Los militares que acudieron a la sede del Banco Central tras el incidente fueron recibidos a tiros, por lo que iniciaron una operación de despliegue para rodear el edificio y evitar así que los asaltantes huyeran con los dinares iraquíes y dólares estadounidenses almacenados como reserva, explicó un portavoz de las fuerzas de seguridad para Bagdad, el general de brigada Qasim al Musaui. "Aún no está claro si ha sido un robo o si pretendían causar daños, pero podemos decir con rotundidad que el objetivo era el Banco Central", afirmó Al Musaui.

Fuentes del propio Banco Central indicaron bajo condición de anonimato que las fuerzas de seguridad ordenaron a todos los trabajadores y civiles que se encontraban en el edificio permanecer dentro de él a la espera de la llegada de helicópteros. "Las fuerzas de seguridad nos advirtieron de que si alguien se movía, dispararían", explicó. "Sólo nos dejaron salir después de registrar nuestras bolsas. Ha sido un robo", dijo.

En respuesta al incidente, policías y militares cortaron las principales vías de la ciudad, que se encuentra en alerta por la celebración, mañana lunes, de la sesión inaugural del nuevo Parlamento salido de las elecciones de marzo.