Al menos 10 soldados de la OTAN murieron hoy en diferentes ataques insurgentes registrados en el sur y el este de Afganistán, informó la Alianza Atlántica en varios comunicados.

Cinco de ellos perdieron la vida a causa de la explosión de un artefacto en un lugar del este afgano que la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), misión bajo mando de la OTAN, no especificó.

En otra "operación" en el conflictivo tercio oriental del país, un militar de la OTAN falleció por un ataque con armas cortas.

En el sur afgano, un soldado internacional falleció al estallar una bomba caminera, el arma más letal usada por la insurgencia talibán contra las fuerzas extranjeras y afganas.

Horas antes, la ISAF había difundido otro comunicado en el que informaba de la muerte de otros tres soldados, dos de ellos en un atentado y uno en combate.

También hoy, tres talibanes con chalecos suicidas intentaron atacar un campo de entrenamiento policial cerca del principal aeropuerto de la provincia meridional de Kandahar, donde el movimiento talibán tiene una gran presencia.

Según dijo el Ministerio afgano de Interior en un comunicado, las fuerzas de seguridad acabaron con la vida de los mismos sin que se registraran otras víctimas mortales.

Sin embargo, la embajada estadounidense en Kabul aseguró en otra nota que, al margen de los integristas, dos personas murieron en el suceso, entre ellas un "ciudadano estadounidense", sin dar más detalles.

De las notas difundidas por la OTAN no se desprende si alguno de los soldados falleció en este ataque perpetrado en Kandahar.

En Afganistán hay desplegados unos 130.000 soldados extranjeros, a la espera de un último refuerzo de 20.000 efectivos.

Desde hace meses, las tropas internacionales, que lanzaron en febrero un gran asalto sobre los feudos talibanes de la provincia de Helmand, planean una nueva ofensiva en la vecina Kandahar.