No todos los días son el primer sábado del verano, ni muchos comercios avanzan las rebajas, ni Alicante celebra sus Fiestas de Hogueras ni, por supuesto, es 23 de junio, el día previo a la Cremà. De hecho, esas coincidencias solo se producen una vez cada seis o siete años, y la ciudad de Alicante, ayer, fue afortunada con este «sábado de oro», gracias a los visitantes que llegaron de toda la provincia, de Madrid y el centro de España, principalmente.

En la ciudad no cabía ni un alfiler. Hoteles llenos, restaurantes completos, transportes ocupados hasta la bandera y calles a reventar. Desde la franja litoral hasta la zona comprendida entre Rambla, Alfonso El Sabio, avenida de la Estación y Óscar Esplá, la afluencia de gente fue creciendo de forma progresiva a lo largo de la mañana, para satisfacción, sobre todo, de los negocios de restauración y comerciantes, que sin disponer de cálculos definitivos, ya eran capaces de adelantar a media tarde un aumento considerable de la facturación. Los bares y restaurantes consiguieron un 30% más de caja y los comercios superaron el 10% previsto, sobre todo gracias a la afluencia turística. En este sentido, el presidente de la Asociación Corazón de Alicante, Vicente Armengol, destacó que los comercios con vertiente más turística «hemos implementado esta semana un nuevo Tax Free totalmente digital para capar turistas fuera de la zona euro». El sistema B.Free permite agilizar la devolución del IVA a los clientes extranjeros que no tienen que pagarlo.

Horas intensas

Con un horizonte de visitantes a alcanzar este fin de semana de un millón y medio de personas, las calles fueron incrementando de manera progresiva su «estado de lleno total». A media mañana, en la Explanada se cruzaban excursiones de jubilados de otras provincias españolas (alojados en Benidorm, que no querían perder la oportunidad de conocer las Hogueras), con aficionados al ciclismo que aprovechaban las calles sin coches para visitar a gusto los monumentos fogueriles.

El transporte público funcionó a pleno rendimiento, sobre todo el TRAM. Cada 8 minutos llegaban vagones a Luceros, procedentes de Benidorm, El Campello y San Vicente del Raspeig, y todos venían llenos.

Otro servicio que funcionó a pleno rendimiento a pesar de las dificultades para circular al volante, fueron los taxis. Este fin de semana no hay restricciones de taxistas y todos los conductores, tengan licencia par o impar, pueden ofrecer servicios a los clientes. Y ese aumento de vehículos se notó a la hora de evitar largas esperas, en comparación con fines de semana previos de Hogueras cuando fue bastante complicado encontrar uno.

Reserva obligada

La mayoría de los más de 1.800 locales de hostelería de la ciudad de Alicante doblaron e incluso triplicaron turnos. Escuchar en la puerta de un bar, a las cuatro de la tarde que «solo tenemos que esperar media hora para que nos den una mesa, y eso está muy bien», fue lo más corriente de un día donde al gente no tuvo prisa.

Y entre el ocio, las compras y la restauración, también hubo tiempo para ver monumentos fogueriles, especialmente la ganadora de la comisión de Sèneca Autobusos y la Hoguera Oficial, donde algunos depositan deseos en la «Bocca della Verità» y casi nadie se fue sin un «selfie» de recuerdo.