Afirma la Bellea del Foc, Aleida González, que desde pequeñita tuvo vocación de ayuda a los demás, que es algo que le nacía de dentro, y que la decisión de estudiar Trabajo Social la tomó ella al 100% pero admite también que si alguien influyó fue su tío Gabriel, que es dependiente. Él estuvo varios años acudiendo a la Asociación Pro-Discapacitados Psíquicos de Alicante, entidad que desempeña una labor de atención a la problemática que rodea al discapacitado psíquico y su familia.

«Cuando tienes un familiar dependiente y ves cómo le cuidan los suyos te influye. A mi tío le ayudó toda la familia, desde pequeño», explicó la Bellea, quien estudia 2º curso del grado de Trabajo Social en la Universidad de Alicante, y que ha podido comprobar durante el desarrollo de los actos oficiales el cariño de los colectivos de personas discapacitadas por su figura y por la Fiesta. Pues suelen ser muy participativos, al igual que las Hogueras son solidarias con los más débiles, para los que reserva espacios en actos tan importantes como la mascletà de Luceros, donde se ha fotografiado y departido con algunos de ellos.

Antes del arranque de la Fiesta, Aleida González visitó los talleres de APSA en Agua Amarga pues el trabajo con personas que sufren discapacidad está dentro del abanico de los aspectos de su profesión favoritos, junto a los centros penitenciarios y los hospitales. Allí se reencontró con Nito Manero, presidenta de la asociación, quien estuvo en el jurado que la eligió y que halagó el carácter de una Bellea «muy abierta, con amplios conocimientos de las Hogueras, pues con chupete ya era festera, sin olvidar que es muy dispuesta y que sabes que no te va a fallar».

La Bellea del Foc se movió como pez en el agua entre los alumnos de los talleres del centro ocupacional Terramar, un total de 112, atendidos por 18 profesores. Entusiasmados, alabaron su altura y belleza, le hicieron regalos y le cantaron pasodobles de Hogueras. Muchos de ellos le contaron su experiencia fogueril, como Mamen Pérez, quien aseguró haber desfilado con Campoamor Norte pues es comisionada. Otra joven, Sandra Molina, dijo que de niña salió minimadrina de Carolinas Altas. Fue con dos añitos, en 1994 exactamente, «el año que yo nací», le respondió Aleida. José Antonio Domenec le regaló un álbum de fotos hecho en el taller de encuadernación del centro, donde también aprenden a preparar recetas sencillas de cocina, a cultivar cebollas, y nociones sobre manejo del euro, así como destrezas en el hogar, que les dan cierta autonomía. También reciben educación afectivosexual y sobre habilidades sociales y manejo de conflictos, análisis de noticias de actualidad y realizan un aprendizaje productivo con elementos reales trabajando en la elaboración de cartuchos para filtros, goteros para sistemas de riego y manipulado de muestrarios para empresas de mármoles. Allí coincidió también con Ruth Martínez, una monitora que fue belleza de Santa Isabel en 1992, año en que la Bellea y las damas fueron a visitar por primera vez el centro, donde se plantaba una hoguera. Una tradición que han perdido pero que quieren recuperar.