«Quiero que el disparo de hoy sirva para reivindicar que las mascletàs no deben tener tiempo mínimo». De esta forma, Pedro Luis Sirvent daba la vuelta a la tortilla y convertía su fallida mascletà, que se quedó a 12 segundos de cumplir el tiempo mínimo, en un alegato en defensa de que se modifiquen las reglas que rigen el certamen que cada año organiza el Ayuntamiento, en especial la que impone un tiempo mínimo de 6,30 minutos.

Aunque en un principio la mascletà no debería entrar en concurso por no alcanzar el tiempo mínimo requerido en las bases, miembros del jurado señalaron ayer al término de la misma que la última decisión se tomará cuando se sienten a deliberar el próximo día 30 y estudien las posibles alegaciones que presente la pirotecnia. Pirotécnicos de la empresa mostraron su enfado a los miembros del jurado tras conocer que el disparo no había alcanzado el tiempo mínimo.

El responsable de Alicantina de Focs y Artifici quitaba hierro a la descalificación y aseguraba haber hecho «la mascletà que a mí me ha dado la gana y la que al público quería ver. Si gano, bien, sino, también. No quiero premios».

Porque el disparo de ayer en la plaza de Luceros se metió al público en el bolsillo de la mano de un final muy potente, concentrado casi todo en un terremoto terrestre. Y eso que, según los entendidos, el principio de la misma fue un tanto desordenado, pero después la mascletà ganó en ritmo y potencia.

Sirvent había prometido una mascletà como la que disparó el pasado día 4 en Luceros, solo que con un final más concentrado e intenso y cumplió. Como nota original, los truenos de aviso y el inicio de la mascletà se hizo con unos cohetes que al estallar lanzaban cintas plateadas y doradas.

Al concluir la misma, explicó el pirotécnico que había intentado montar «una mascletà doble, en la plaza y en el interior de la misma, terminado con un terremoto muy fuerte».