Tribuna

El Hércules encuentra su sitio

Mangada y Marí, dos de los alicantinos de la plantilla del Hércules, posan con la bandera de la ciudad tras el partido ante el Lleida.

Mangada y Marí, dos de los alicantinos de la plantilla del Hércules, posan con la bandera de la ciudad tras el partido ante el Lleida. / Áxel Álvarez

Enrique Moscat

Enrique Moscat

Han pasado diez años años desde que el CIS publicase lo que vino a denominarse como el “mapa de las aficiones del fútbol español”. O lo que es lo mismo, un estudio que consistía en un análisis, a partir de unas encuestas, en el que se reflejaba qué equipo era el preferido por los aficionados en cuarenta de las cincuenta provincias de nuestro país. Los resultados de este sondeo determinaron, entre otras cosas, que en 2014 el Real Madrid era el club con más seguidores en veinte provincias mientras que el Barcelona lo era en cinco. En doce encontrábamos un equipo favorito distinto por provincia mientras que en tres de ellas -Albacete, Baleares y La Rioja- había empate técnico entre ambos.

Que en Vizcaya el favorito de los hinchas fuera el Athletic o que en Valencia lo fuese el club de Mestalla resultaba lógico a todas luces. Sin embargo llamaba especialmente la atención que el equipo preferido en Cantabria fuera el Racing de Santander -en aquellos tiempos en la dura Segunda B- o que en Huelva, el Decano pero siempre modesto Recreativo -sólo cinco campañas en Primera- quintuplicase en seguidores al Barça y estuviera casi empatado con el Real Madrid. Algo también muy reseñable encontrábamos en Asturias, con un Sporting de Gijón con bastantes más seguidores que el conjunto madridista y en Tenerife, donde parecía que aquel lifting europeo de los Valdano, Heynckes, Redondo y cía permitía mantener la buena cara ante los malos tiempos vividos por el club en Segunda y Segunda B.

Centrándonos en lo que nos (pre)ocupa, en Alicante la preponderancia del binomio Real Madrid-Barcelona era insultante. Alrededor del 83% de los aficionados alicantinos se decantaban por los blancos (mayoritariamente con un 53%) o por los blaugranas (30%), dejando al Hércules Club de Fútbol un lugar marginal entre las preferencias de los futboleros de la provincia.

El argentino Agustín Coscia, héroe del ascenso, rodeado de miles de seguidores herculanos.

El argentino Agustín Coscia, héroe del ascenso, rodeado de miles de seguidores herculanos. / Áxel Álvarez

LOS MOTIVOS

Dicho esto, surgen dos preguntas. ¿Por qué en 2014 los herculanos eran minoría en su tierra? ¿Lo serían también hoy en día? Para responder a lo primero, sintetizando mucho, podríamos citar tres razones principales:

1.- La masiva inmigración que dinamizó la demografía alicantina a partir de los sesenta. Miles de personas -fundamentalmente murcianos, andaluces y sobre todo manchegos- llegaban, año tras año, a la Costa Blanca en busca de un futuro mejor para sus hijos. Y no es ningún secreto que estos y sus descendientes, en muchos de los casos, no se identificaban con el Hércules, uno de los símbolos alicantinos por excelencia

2.- La pésima situación deportiva que ya empezaba a arrastrar el club del Rico Pérez en el año del estudio. Recordemos que en 2014 el equipo blanquiazul venía de dos descensos casi seguidos, con la consiguiente desafección de muchos aficionados. Pasar en sólo tres años de estar en Primera mirando a Europa a malvivir en Tercera y Cuarta División no suele salir gratis. Tampoco anímicamente.

3.- La gestión deficiente de una directiva que miraba demasiado hacia otro lado sin iniciativas ilusionantes para los aficionados y sin dar la mínima sensación de intentar recuperar al herculano decepcionado. Hacer las cosas muy mal durante demasiado tiempo suele tener consecuencias (deportivas, económicas y hasta sociales).

¿CUÁNTOS SEGUIDORES TIENE HOY EL HÉRCULES?

Lo etéreo existe sólo porque no se ve. Los sentimientos no entienden de matices ni de argumentaciones. Son, a la vez, la parte más animal y más humana de las personas. Cuando mejor se explica lo que es el fútbol es cuando no se sabe qué decir. Es un poco de veintidós tíos en pantalón corto detrás de un balón y un mucho de pasión y emociones diversas. Para maquillar el corazón de unos colores u otros hay casi tantas razones como aficionados. Las principales suelen ser:

- La identificación con una filosofía, un estilo de juego o unos valores determinados.

- Asistir asiduamente al estadio para ver a tu equipo (ya se sabe, el roce hace el cariño).

- El sentimiento de pertenencia a un lugar (bien sea por nacimiento, raíces o residencia).

Pero hay otra que es la que a menudo prevalece, sobre todo entre los más pragmáticos, los necesitados de “edulcorantes vitales” y/o los no muy aficionados: querer ver ganar al equipo por el que se quieren creer representados. Resumiendo: mucha gente elige "caballo ganador". Y si el equipo de su tierra no lo es, pues "adopta" otro (casi siempre el FC Barcelona o sobre todo el Real Madrid). Esto último, por desgracia, se ha dado mucho en Alicante en los últimos 40 años. Y es que, salvo algunos oasis como los ascensos o las dos victorias en el Camp Nou, el Hércules sólo ha sido protagonista en los medios por asuntos turbios y por los desastres deportivos con los que, desde mediados de los ochenta, ha ido saldando temporada tras temporada. La imagen del club se llegó a deteriorar tanto -especialmente en la última década- que difícilmente se podía frenar la caída de masa social, siendo casi un milagro que se pudiesen hacer nuevos/as herculanos/as en Alicante.

Desde el año 2000 sólo encontramos dos presencias herculanas en Primera (ambas breves, traumáticas y muy separadas en el tiempo) y nada menos que dieciséis fuera del fútbol profesional. Dicho de otro modo, el Hércules del Siglo XXI está en las antípodas de aquel equipo mágico y setentero que acumuló en doce años diez temporadas entre los grandes del fútbol español. Obviamente, en aquellos años el Real Madrid no era precisamente el equipo preferido en Alicante...

El técnico blanquiazul Rubén Torrecilla es manteado por los aficionados del Hércules.

El técnico blanquiazul Rubén Torrecilla es manteado por los aficionados del Hércules. / Áxel Álvarez

Decir cuántos seguidores puede tener hoy en día el Hércules es complicado. No pasa de ser una conjetura. Los durísimos años entre la tercera y la cuarta categoría habrían herido de muerte a cualquier afición. Pero la del Hércules Club de Fútbol es peculiar y distinta a cualquier otra. Es la auténtica flor de loto del club. Con sus “cinco mil irreductibles”, sus “subecarros” y esos herculanos “cabreaos” que siempre acaban volviendo al Rico Pérez pese a jurar y perjurar que no lo pisarían más. Pero también es una afición con una media de espectadores superior a la de la mitad de los clubs de la Liga Hypermotion, con sus casi diez mil abonados y con entradas tan espectaculares como anacrónicas fuera del fútbol profesional, como los dieciocho mil fieles que acudieron al José Rico Pérez ante el Peña Deportiva y los treinta mil que reventaron el coliseo blanquiazul en la finalísima por el ascenso.

Y es que precisamente si nos ceñimos al duelo ante el Lleida y a ese indicador implacable que responde al nombre de audiencias televisivas, los números vuelven a dejar en un magnífico lugar a los seguidores blanquiazules: À Punt tuvo 160 mil televidentes y casi un 13% de share en la provincia -23% tras el gol de Coscia- durante la retransmisión del Hércules-Lleida. Para darnos cuenta de la magnitud de estos datos diremos que la cadena de radiotelevisión valenciana fue líder durante la franja horaria -por encima de todas las televisiones generalistas- y que el partido que dio el ascenso a los de Torrecilla fue más visto en la provincia de Alicante que el Manchester City-Real Madrid del otro día de Champions. Y ya que hablamos del Madrid, otro apunte: el pasado sábado, el conjunto merengue ganó la Liga y en Alicante esto, por primera vez en muchos años, pasó completamente de puntillas. Sin embargo, al día siguiente, miles de seguidores herculanos colapsaron la plaza de los Luceros y sus aledaños. Está claro cuál era el partido que interesaba a los alicantinos…

Nunca se había visto a tantos niños y adolescentes pululando por Alicante con la camiseta del Hércules como en estos días. Los ecos del ascenso del pasado domingo siguen escuchándose en las plazas, calles, bares y colegios de la ciudad… La herculesmanía ha vuelto y a todos nos tocaba ya vivirlo (a muchos por primera vez). El rabioso e ilusionante presente deja muchos indicios claros de que algo está cambiando. De que si hoy el CIS volviera a hacer otro estudio similar, otro mapa de las aficiones de nuestro fútbol, el club herculano tendría un espacio preponderante entre las preferencias de los aficionados de la provincia.

Ha sido muy difícil avanzar caminando tanto tiempo con arena en los zapatos y un velo de nicotina en la mirada, pero ya queda un poco menos para volver primero a Segunda División y después a Primera. El Hércules todavía no ocupa el lugar que se merece en el fútbol español, pero sin duda ha recuperado su sitio en el corazón de los alicantinos...

Ojalá sea para siempre.