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El Hércules de las mil y una dudas

La eterna espera a Carmelo del Pozo solo valdrá la pena si consigue sacar del bucle en el que vive instalado la entidad de Ortiz y Ramírez

Carmelo del Pozo, futuro director deportivo del Hércules. información

El Hércules de la 2020-21 no tendrá red en caso de accidente. Un ridículo como el de esta temporada le llevaría directamente a la quinta categoría del fútbol español y a la más que segura desaparición. De momento, el club lleva más de cuatro meses sin dar prácticamente ninguna noticia salvo la llegada de Becerra y Varela y los cambios en el área de comunicación. El silencio de cara al exterior es total. Se trabaja sin hacer ningún ruido ante la desesperación de la afición, que ya no se cree absolutamente nada de un club convertido en un bucle desde hace mucho tiempo. El lavado de cara tiene que ser total para que alguien puede comenzar a creer en el enésimo proyecto de Ortiz y Ramírez.

De momento, el culebrón con Carmelo del Pozo va camino de ser un esperpento más de la entidad blanquiazul. El segoviano lleva semanas trabajando desde Alicante en la planificación deportiva del equipo con sus colaboradores, pero sin haber firmado nada ni haberse hecho oficial su llegada como director deportivo. Acabará firmando en los próximos días salvo sorpresa mayúscula. Lo contrario ya no tendría adjetivos para calificarlo. Espera eterna que valdrá la pena si al final es el primero en muchos años en conseguir que Ortiz y Ramírez se queden al margen de cualquier tema deportivo. Si encima también consigue que Portillo, responsable del desaguisado que acabó con el Hércules en puestos de descenso a Tercera, no interfiera en nada, el tiempo de espera habrá sido pequeño. Pero no será fácil hacer cambiar el estilo de trabajo de Ortiz ni aunque se firmen documentos de buenas intenciones.

A falta de un mes para el inicio de la pretemporada, siempre con el permiso del covid, el proyecto no tiene entrenador todavía. Tampoco tiene presidente tras la dimisión de Quique Hernández. Los movimientos comenzarán a llegar con el anuncio oficial del fichaje de Carmelo por tres temporadas. Por delante tendrá un complicado decorado con once jugadores con contrato en vigor de los que con más de la mitad no se cuenta. La intención es hacer borrón y cuenta nueva en la mayor medida posible. Cuanto menos rastro quede del pasado ridículo, mejor. El Hércules sí que se apresuró a llamar a Falcón, Raúl Ruiz y Diego Benito para transmitirles que seguirán contando con ellos. Los tres volverán a vestir de blanquiazul salvo que en la eterna espera se cuele algún club por medio que complique las cosas.

Mayor dificultad se presenta con Yeray, Benja y Jona. Los tres con contratos altos que el Hércules estará obligado a negociar para tener las manos más libres para fichajes. No se descarta cederlos o otros equipos si se dan las circunstancias, especialmente los delanteros, muy lejos del nivel que se esperaba de ellos.

Ortiz ha prometido a Carmelo un presupuesto generoso para configurar una plantilla con garantías para buscar el ascenso a la Segunda División. Nadie se cree ya nada de los máximos accionistas y el silencio institucional que rige ahora mismo el Rico Pérez no ayuda a pensar otra cosa.

Se anunciaron ventajas para los abonados para compensar los partidos que no pudieron disfrutar por el covid, pero nada más se supo. No ayudan los brotes que están surgiendo en todo el país ni nadie acierta a adivinar si la próxima temporada comenzará con público en las gradas. En cualquier caso, después de los lamentables gestos de la directiva el año pasado con los seguidores blanquiazules, nadie espera que Ortiz y Ramírez se vuelvan locos con detalles a sus aficionados para compensar el ridículo vivido.

Mientras equipos como el Castellón, Barcelona B, Sabadell o el Cornellà lucharán por ascender a la Segunda División, el Hércules parte de cero por enésima vez. Reconstrucción tras reconstrucción. Así todos los años, un eterno bucle lleno de mentiras que cada vez convencen a menos gente. La única esperanza es Carmelo. La espera ha sido tan larga que la única explicación es que se trata del mínimo tiempo exigible para conseguir hacer un lavado profundo al Hércules. Y de paso no estaría mal adecentar un Rico Pérez que debía ser un ejemplo para la categoría y cuya suciedad rebosa en las gradas año tras año. Queda claro que el covid no es el único mal con el que tiene que luchar el ¿nuevo? Hércules.

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