Sigue el Hércules a la espera de la llegada de Del Pozo, ansioso y con la zozobra propia del que ha sido despechado, para poder iniciar la pretemporada más insólita de las vividas hasta la fecha, y comenzar lo antes posible el baile de altas y bajas en una plantilla que mucho ha de cambiar, incluido el hasta el momento desconocido nuevo entrenador, para poder dar el salto definitivo a la segunda división y que Alicante, siempre entre las ciudades más importantes de España en cualquier aspecto que se la mida, tenga por fin tras seis años para olvidar un equipo en el futbol profesional, coincidiendo además con la celebración de su centenario como entidad deportiva.
Entretanto y sin noticias de calado del club blanquiazul, retomamos la semblanza de otro alicantino que por su profesión de entrenador ha viajado a los confines del mundo. De Alicante a Arabia, pasando por la milenaria China, veintitrés años le contemplan.
Una vida como entrenador, buscando desesperadamente el éxito. Trabajador, currante de su oficio, el éxito le llegó con la oportunidad que le diera el Levante. Juan Ignacio Martínez, no fue profeta en su tierra. Tras su breve experiencia en el Alicante, donde también vistió la elástica celeste, recorrió clubes de nuestra provincia y de la vecina Murcia, hasta que decidió dar un giro a su carrera fichando por el Salamanca que en esas época militaba en segunda división, categoría en la que debutaba como míster.
Salamanca, Albacete y de nuevo Cartagena, todos en la división de plata, fueron la antesala a su salto definitivo a la élite del futbol patrio fichando por el Levante.
Dos temporadas de éxito con los granotas en la mejor liga del mundo, alcanzando en la primera de ellas un meritorio sexto puesto, a tan solo tres puntos de la cuarta posición que ocupó el Málaga con derecho a la Champions, que le llevó a disputar la Europa League. Ballesteros, un joven Iborra y un veterano Farinós, fueron hombres clave en el engranaje del equipo confeccionado por JIM.
Todo el mundo coincide en definir a Juan Ignacio Martínez como un hombre cercano, humilde, defensor a ultranza de sus jugadores, pero sobre todo amante de su oficio. Tras su periplo por el club valenciano, entrenó a Valladolid y Almería con dos descensos consecutivos, que supusieron un borrón en su carrera pero que no impidieron que una China abierta al futbol mundial, se fijara en nuestro paisano y fuera fichado por un club de Shanghai. Dos años en el futbol del lejano oriente, con sus buenos emolumentos, acercaron un poco más a su tierra a JIM, al fichar el pasado año por un equipo de la liga de Kuwait, el Al-Arabi, el cual tiene sin duda uno de los mejores palmares del país.
La maldita pandemia ha frenado de momento su carrera como a tantos otros, en espera de la reanudación de la liga kuwaíti.
El recorrido como técnico de JIM, debe considerarse sin duda alguna como ascendente. Desde sus comienzos en la humilde preferente hasta llegar a la primera división y con el logro histórico para el Levante de disputar un torneo europeo bajo su tutela. Para más tarde dar paso a la recogida de frutos de su buen hacer en el balompié español, en los exóticos países con dinero abundante para un futbol en construcción. Juan Ignacio Martínez, junto a Bordalás es sin duda el referente como entrenador para todos los alicantinos que sientan la llamada del banquillo.