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Portu: «Con tanto cambio de técnico, llegó un momento en el que el jugador ya no sabía qué hacer»

Preparador físico del Hércules hasta el 30 de junio

Portu, en un entrenamiento. héctor fuentes

Es el miembro del cuerpo técnico con más experiencia en el club, Portu aterrizó en el Hércules en el verano de 2015 y desde entonces las ha vivido de todos los colores. El responsable de la preparación física del equipo reconoce que en este curso faltó liderazgo, sentido común y paciencia. Acaba contrato mañana y todavía no sabe si Becerra y Varela contarán con él, aunque recuerda que subir con el Hércules «no se puede comparar con nada».

P ¿Qué parte de culpa ha tenido la preparación física en el descalabro de este año?

R Es evidente que el rendimiento ha estado por debajo de lo esperado. En este deporte son varios los factores los que lo sustentan. Uno de ellos es la preparación física, pero también otros como el técnico, el táctico, el psicológico... Y eso sin contar los factores externos del club o el entorno. Eso no quiere decir que la preparación física haya sido estupenda y haya fallado lo demás, pero tampoco que haya sido la causante de todo.

P Desde luego no ha sido un año normal en ningún ámbito.

R Uf, es que lo que se ha vivido dentro ha sido mucho. Guste o no ha habido factores conectados y relacionados y en el fútbol, como en muchos deportes, es difícil separar lo físico de lo psicológico. En esta temporada se han peleado jugadores entre sí, ha habido ataques de ansiedad al descanso, jugadores con pérdidas de confianza en sí mismos y en el resto de compañeros...

P Y luego, lo más tangible: cinco entrenadores, por ejemplo.

R Sí, si sumamos todo eso, y que no suene a excusa, a que hubo un cambio de técnico cada tres meses, cambios de formas de entrenar, dos presidentes, dos direcciones deportivas... Al final reducir todo el mal rendimiento a una mala preparación física lo considero un análisis demasiado simplista, muy sencillo y alejado de la realidad.

P Todo en su justa medida.

R Claro, sin rehuir culpas, pero yo creo que el porcentaje de esta parcela, que es la que me corresponde, es el mismo este año que el pasado, cuando estuvimos a punto de subir a Segunda División.

P Un año que ha parecido un mundo.

R Totalmente, pero fue así. El equipo volaba, la gente se acuerda de la segunda parte contra el Logroñés, que fue bestial, pero yo me quedo con la segunda en Barakaldo, nos los comimos al descanso, los encerramos... Esa segunda mitad no la hace un equipo que está tieso, pero mira este año no hemos sido capaces, hay que asumir las dos cosas.

P Tras aquella promoción se echó por tierra todo.

R La pretemporada fue muy corta, sólo de cuatro semanas y se quiso cambiar el modelo de juego y eso generó dudas en los jugadores. Luego durante el año fue más de lo mismo, cada tres meses llegaba un entrenador nuevo y una metodología que decía una cosa diferente a la anterior y el jugador ya no sabía qué hacer. Tampoco supimos resolverles nosotros esas dudas y no les dimos las herramientas necesarias y que no suene a excusa hacia ellos, pero fue así. No hubo ni tiempo ni paciencia, eso también.

P¿Qué cree que faltó esta temporada?

R Primero un conjunto de actitudes y aptitudes que hemos visto que no han sido las mejores. Ha faltado sentido común y liderazgo. Todos hemos visto lo que ha podido fallar, pero es más importante preguntarse por qué, creo que es un temporada dura, de la que hay que aprender y salir fortalecido.

P ¿Entiende que haya un cambio radical en el cuerpo técnico con Becerra y Varela?

R Todos los que nos dedicamos a esto estamos sujetos a resultados y rendimiento. Imagino que la dirección deportiva querrá traer a gente de su confianza pero también hay profesionales en el club que son válidos para el nuevo proyecto, tanto técnicos como jugadores, si llegaron el año pasado a la final del play-off algo harían bien.

P ¿Se ve ejerciendo otra labor en el Hércules?

R Mire, siempre me he considerado un técnico de club y estoy preparado para no seguir, para seguir y para seguir con otro rol. Tampoco una revolución de nombres garantiza nada, mire el Castellón, que ha pasado en un año de casi bajar a ser líder. La fórmula del éxito en el fútbol no la tiene nadie.

P Usted ya hizo de segundo entrenador con Tevenet

R Eso es, a mí me gusta mucho el estudio de las diferentes metodologías de entrenamiento, de los modelos de juego y de su relación con la preparación física. Ahora estoy centrado en el área física-médica, en la readaptación y en el análisis y trabajos con GPS.

P Se le habrá quedado la espinita de ascender a Segunda, tras haberlo intentado con el Orihuela

R Y tanto, he disputado cinco promociones en 10 años, pero cada una es especial. En Orihuela fueron dos veces seguidas y éramos un equipo súper humilde, fue toda una gesta. Pero nada comparable con ver el Rico Pérez lleno, eso me lo llevo conmigo para siempre, estar ahí abajo y ver las caras de la gente. Todo eso no se puede describir con palabras.

P¿Condiciona mucho la preparación física si un equipo no tiene un campo de entrenamiento fijo?

R Hombre, puede influir no tenerlo, pero yo nunca le he echado la culpa a los campos de entrenamiento, hay otros factores que igual no se ven tanto.

P Un factor de riesgo para lesiones sí que podría ser.

R Es evidente que a todos nos gustaría tener los mejores campos y recursos pero hay que trabajar con lo que se tiene y el club ha mejorado poco a poco. Yo cuando llegué al Hércules me encontré con un año difícil y en este tiempo las lesiones musculares se han reducido en un 70%. El año pasado fue realmente bueno y éste también. Poco se puede hacer si a Carlos Martínez le dan un golpe en las costillas contra el UCAM o si Alejandro Alfaro recibe un golpe en el tobillo. Todas esas cosas son inevitables, pero en cuanto a lesiones musculares fue un año bueno.

P Sin embargo, hubo lesionados.

R Tenía cierta miga el asunto porque hemos tenido bajas pero no de lesiones musculares al uso; éramos el club con menos lesiones pero con más lesionados, una paradoja. Hubo muchas contusiones, hernias, lesiones de rodilla... En definitiva, una serie de cosas que no se pueden prevenir.

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