El Hércules se mueve. Son pasos cortos, tímidos tras la horrenda temporada 19-20 y después de un inicio accidentado de la planificación 20-21 con dimisiones y rechazos. Sin embargo, el club quiere recobrar la paz y comenzar a hacer el patrón de un nuevo curso del que apenas se sabe nada. Sólo que Ángel Becerra será el secretario técnico y que Alejandro Varela le acompañará en un organigrama deportivo que todavía espera acumular profesionales: algún que otro soldado raso pero también un líder que Ortiz quiere que sea Carmelo del Pozo.

Mientras, y con la tranquilidad de que la próxima liga no comenzará hasta octubre, el Hércules comienza a trabajar. La plantilla ya ha tenido noticias del club, más allá del cobro de las primeras cuotas del ERTE. El pasado martes Ángel Becerra contactó uno a uno con los jugadores del primer equipo para presentarse y para interesarse por su situación personal. Ocho de esos jugadores terminan en contrato en dos semanas y el club debe comenzar a negociar una renovación en caso de interés mutuo. Otra historia es la de los jugadores con vinculación de los que el Hércules pretende desprenderse.

Ocho de los 22 futbolistas de la actual plantilla de un Hércules que se vio obligado en marzo a despedirlos de manera temporal; a ellos, a todo el cuerpo técnico y al resto de trabajadores de la entidad. El portero Falcón regresó a Alicante en el verano de 2017 y ha sido el mejor de esta interrumpida y desastrosa 19-20. Ualoloca, fichado para este curso, también termina contrato porque dejará de ser sub'23. Álvaro Pérez y Diego Benito, que cumplen su segundo curso en Alicante, también quedarán libres el 1 de julio. El madrileño tenía una renovación automática por partidos jugados, pero con la Liga bloqueada no podrá ser. Perone, Raúl y Vergos, que llegaron en el mercado invernal, lo hicieron como cedidos y dejarán de pertenecer al Hércules. Y el mediocentro De Lerma firmó sólo por seis meses.