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Quique vuelve a dimitir y causa un nuevo incendio en el Hércules

El presidente deja el cargo cuatro meses después de su retorno al considerar que los dueños Ortiz y Ramírez boicotearon su apuesta por Del Pozo como director deportivo. La renuncia ahonda la crisis deportiva e institucional que sacude a la entidad

El presidente saliente Quique Hernández y el máximo accionista del Hércules Enrique Ortiz, en el palco del estadio José Rico Pérez. jose navarro

Cuatro meses después de su regreso al cargo, Quique Hernández volvió a dimitir ayer como presidente del Hércules. Así lo confirmó en una carta de renuncia en la que explica que se marcha porque «en las circunstancias actuales» no se dan las condiciones para profesionalizar el club, reto que se marcó como su principal objetivo desde que volvió en enero. La segunda dimisión del que también fuera entrenador del equipo blanquiazul provoca un nuevo incendio en la entidad, que en 2022 cumple su centenario y se enfrenta en este momento al desafío de diseñar la próxima temporada sin presidente, sin director deportivo y sin entrenador, con la afición «de uñas» y cada vez más incertidumbre sobre el proyecto deportivo e institucional.

Quique Hernández anunció su adiós tres días después de que fracasaran las negociaciones del club para incorporar como director deportivo a Carmelo del Pozo, que era su principal apuesta para armar un nuevo proyecto tras la desastrosa temporada pasada en la que el equipo acarició el descenso a Tercera División.

El presidente dimisionario se siente desautorizado al entender que los máximos accionistas, Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez, han boicoteado el fichaje de Del Pozo. Particularmente, Hernández nunca ha sintonizado personal ni profesionalmente con Ramírez -socio de Ortiz en el club desde hace seis años- y sus enfrentamientos y discrepancias ya motivaron su anterior renuncia a la presidencia en octubre de 2018.

El que fuera también entrenador del equipo blanquiazul asegura en su carta de dimisión que a mediodía del pasado martes ya confirmó al máximo accionista Enrique Ortiz la «imposibilidad de formar parte del proyecto del Hércules» al haber cambiado las condiciones que planteó cuando volvió al cargo.

No obstante, Ortiz se declaró sorprendido por la noticia y a media tarde intentó disuadir a Quique Hernández, pero el dirigente saliente ya tenía tomada la decisión de marcharse. «No voy a entrar a explicar una decisión que, con total seguridad, entienden la mayor parte de los aficionados. No creo que contribuyese en nada a mejorar la situación actual», indica en su carta de despedida.

«Cuando asumí la presidencia del equipo en enero, lo hice convencido de que era posible profesionalizar el club y devolverlo a la categoría que merece», prosigue el expresidente. «Convencido de que sería posible, pese a los obstáculos existentes, trabajar en un proyecto de futuro. Sin ese convencimiento no sería honesto continuar. El planteamiento inicial ha cambiado y el actual no responde a las expectativas iniciales», añade Hernández..

«Quiero agradecer a la afición el cariño y el respeto demostrado en todo momento y, sobre todo, su respaldo a la hora de intentar creer que otro Hércules era posible. Espero, de todo corazón, que el Hércules que todos queremos sea una realidad. Toda la suerte del mundo a los que en lo sucesivo afronten este reto. Su suerte será la del Hércules, y la de Alicante», concluye en su adiós.

No es la primera vez que Hernández se va del club alicantino por sus diferencias con los dueños del equipo. En octubre de 2018 abandonó la presidencia por sus reiterados enfrentamientos en la gestión del día a día con Ramírez, el socio inversor de Ortiz, que aplazó a hoy cualquier valoración sobre este nuevo incendio declarado con la renuncia del presidente.

El detonante de la segunda dimisión de Hernández fue la negativa de Del Pozo a asumir la dirección deportiva del Hércules para la próxima temporada. El presidente aceptó en enero pasado su retorno al palco del Pérez con la premisa fundamental de «profesionalizar» el club y entendía que Del Pozo -exdirector deportivo del Depor, Oviedo, Levante y Betis, entre otros clubes- representaba a la perfección esa apuesta por un profesional contrastado como «piedra angular» del nuevo proyecto deportivo blanquiazul tras un año catastrófico. «Los dueños han entendido que un buen proyecto se construye desde la dirección deportiva», ha venido repitiendo en los últimos días el que también fuera entrenador del Hércules

Tras el «no» del director deportivo segoviano, Quique Hernández contactó como primera alternativa con el exjugador blanquiazul Miguel Melgar, pero el actual máximo responsable del área técnica del Fuenlabrada (en Segunda A) declinó también la propuesta con el argumento de que tenía ofertas del fútbol profesional -incluso el interés de algún equipo de Primera División- y no quería bajar a la categoría de bronce.

Aunque Enrique Ortiz asegura que se le garantizaron «plenos poderes» a Del Pozo y que Ramírez sólo tendría que autorizar los gastos que excedieran el presupuesto previsto para la plantilla (1.750.000 euros), Hernández se siente desautorizado al considerar que el director deportivo rechazó la oferta por el exceso de afán controlador e intervencionista del inversor vasco en la parcela técnica.

Acostumbrado a dar la cara y a ejercer de portavoz del club desde su retorno a la presidencia hace cuatro meses, el exentrenador se desgastó a pasada semana defendiendo la figura de Del Pozo y la buena marcha de las negociaciones hasta que el director deportivo hizo público su rechazo el lunes. Y su desgaste fue a más horas después cuando un sector de la afición crítico con el consejo -los colectivos Unidad Herculana, Penya Negre Lloma, Peña Herculana Altea y Podcast Todos Juntos- le pidieron que renunciara a la presidencia si Ramírez no dimitía por el fiasco de Del Pozo «para no manchar el buen nombre y el respeto que [Hernández] tiene entre la masa social herculana»."Si tras este nuevo episodio en que se demuestra que no hay intención real de cambiar la forma en que se gestiona el club no renuncia de nuevo voluntariamente a su cargo si no se van los accionistas responsables de esta situación, no podremos creer de nuevo en su palabra. Ya anunció que Ortiz quería vender y salir del accionariado, ya nos dijo que el modelo de club se iba a cambiar. Ya está bien de bombas de humo", concluía el comunicado de este grupo de aficionados, al que el club considera minoritario y "poco representativo del sentir general del herculanismo", según el máximo accionista.

Y hay más. Dos semanas después de su vuelta a la presidencia, Hernández anunció el 12 de febrero que la familia Ortiz veía con buenos ojos la venta del Hércules, preferentemente a empresarios de la provincia. Pero la oferta de venta no ha prosperado y Enrique Ortiz manifestó el pasado miércoles que nadie se ha interesado "ni se va a interesar por el club mientras esté en Segunda B porque no es ningún negocio", al tiempo que recalcó su voluntad de continuar al frente después de aportar 72 millones de euros en los últimos 21 años y su negativa a dejar la entidad "en las manos de cualquiera".

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