Cuatro meses después de su regreso al cargo, Quique Hernández vuelve a dimitir como presidente del Hércules. Así lo ha confirmado en la tarde de este jueves en una carta de renuncia en la que explica que se marcha porque "en las circunstancias actuales" no se dan las condiciones para profesionalizar el club, que fue su principal objetivo desde que volvió en enero.

Hernández confirma su adiós tres días después de que fracasaran las negociaciones del club para incorporar como director deportivo a Carmelo del Pozo, que era su principal apuesta para armar un nuevo proyecto deportivo tras la desastrosa temporada pasada en la que el equipo acarició el descenso a Tercera División.

El presidente dimisionario se siente desautorizado al entender que los máximos accionistas, Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez, han boicoteado el fichaje de Del Pozo.

El que fuera también entrenador del equipo blanquiazul asegura en su carta de dimisión que a mediodía del pasado martes ya confirmó al máximo accionista Enrique Ortiz la "imposibilidad de formar parte del proyecto del Hércules" al haber cambiado las condiciones que planteó cuando volvió al cargo.

Ortiz ha intentado en la tarde de este jueves disuadir a Quique Hernández, pero el dirigente saliente ya tenía tomada la decisión de marcharse, con lo que el club se enfrenta en este momento a un escenario de planificar una nueva temporada sin presidente, sin director deportivo y sin entrenador camino del centenario de la entidad en 2022.

No es la primera vez que Hernández se va del club alicantino por sus diferencias con los dueños del equipo. En octubre de 2018 abandonó la presidencia por sus reiterados enfrentamientos en la gestión del día a día con Ramírez, socio de Ortiz en la entidad durante los seis últimos años.

El contenido literal de esta segunda carta de despedida de Hernández es el siguiente:

"El martes, a las 13.30, le comuniqué a Enrique Ortiz la imposibilidad de formar parte del proyecto del Hércules CF en las circunstancias actuales. No voy a entrar a explicar una decisión que, con total seguridad, entienden la mayor parte de los aficionados. No creo que contribuyese en nada a mejorar la situación actual.

Cuando asumí la presidencia del equipo en enero, lo hice convencido de que era posible profesionalizar el club y devolverlo a la categoría que merece. Convencido de que sería posible, pese a los obstáculos existentes, trabajar en un proyecto de futuro. Sin ese convencimiento no sería honesto continuar.

El planteamiento inicial ha cambiado y el actual no responde a las expectativas iniciales.

Quiero agradecer a la afición el cariño y el respeto demostrado en todo momento y, sobre todo, su respaldo a la hora de intentar creer que otro Hércules era posible.

Espero, de todo corazón, que el Hércules que todos queremos sea una realidad. Toda la suerte del mundo a los que en lo sucesivo afronten este reto. Su suerte será la del Hércules, y la de Alicante".