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La agenda urgente de Del Pozo

El director deportivo segoviano ultima su regreso al Hércules con cinco grandes prioridades en cartera: elegir nuevo técnico, renovar a fondo la plantilla, plasmar por contrato sus «plenos poderes», buscar líderes en el vestuario y reilusionar a la afición

La agenda urgente de Del Pozo

Nueve años después Carmelo del Pozo quiere cerrar esta semana su regreso a la dirección deportiva del Hércules; y esta vez con plenos poderes para refundar un equipo destrozado, que en menos de un año pasó de jugar la final por el ascenso ante la Ponferradina a coquetear peligrosamente con el descenso a Tercera, del que se salvó «in extremis» en los despachos por la pandemia del coronavirus.

Escoltado por Alejandro Varela y Ángel Becerra como sus hombres de confianza en la secretaría técnica, Del Pozo tiene por delante el reto de volver a luchar por el ascenso del Hércules, ya sea al fútbol profesional o, como mínimo, a la Segunda B-Pro, para rearmar anímica, deportiva e institucionalmente a un club que en 2022 cumplirá cien años. Las que siguen son cinco de las prioridades inmediatas que debe afrontar el segoviano en cuanto se haga oficial su retorno al Rico Pérez.

Nuevo entrenador. Suenan Juan Muñiz, Sergio Egea, José Carlos Granero, Palop, Raúl Garrido...

La primera decisión que tiene que tomar el nuevo director deportivo es la de un nuevo entrenador, puesto que se da por hecho que no seguirá Antonio Moreno, cuyo bagaje de los últimos cuatro partidos del Hércules se salda con sendos empates a cero. Ni Moreno, ni Vicente Mir, ni Jesús Muñoz, ni Lluís Planagumà -los cuatro con diferentes perfiles- fueron capaces de hacer carburar al vestuario la pasada campaña, por lo que la figura del técnico se antoja crucial para este nuevo curso. Se busca entrenador con carácter y autoridad, pero también con trayectoria y «mano izquierda» para manejar una caseta que tiene que saber convivir con el alto nivel de exigencia de este club. Ya han sonado nombres como los de Juan Ramón López Muñiz (ex del Málaga, Levante y Alcorcón), los exherculanos Sergio Egea y José Carlos Granero o, en un escalón inferior, Raúl Garrido y Andrés Palop. Tras el buen efecto causado por la elección de Del Pozo, la designación del nuevo entrenador debe ser otro «banderín de enganche» para que la afición se ilusione con el nuevo proyecto.

Renovación a fondo de un vestuario desnortado y con un ínfimo nivel de rendimiento

Además de acertar con el nuevo responsable del banquillo, Del Pozo debe acometer una profunda remodelación de un vestuario incapaz de reaccionar en 28 partidos con ninguno de sus cuatro entrenadores -sin contar con la jornada interina de José Végar-. Todo apunta a una considerable «revolución de verano», en la que pocos jugadores de la última plantilla están llamados a continuar, ya tengan o no contrato en vigor. De los ocho cuyo vínculo expira el 30 de junio, el club solo tiene decidido renovar al portero Falcón y al lateral alicantino Raúl Ruiz, que llegó en enero cedido por el AEK Larnaca. De este grupo tienen muy difícil seguir Diego Benito, Álvaro Pérez, De Lerma, Vergos y el meta suplente Ualoloca, mientras que está en estudio la continuidad del central cedido Perone, que dejó buenas sensaciones. La renovación a fondo del equipo también afectará a jugadores con contrato en vigor y está en el aire el futuro como blanquiazul de «pesos pesados» como Benja Martínez, Jona o Moha Traoré, cuyo rendimiento ha sido muy inferior al esperado. También se da por segura la salida de otros jugadores como Felipe Alfonso y Sergio Jiménez, que entre lesiones e inadaptación no han aportado nada a un vestuario en ruinas desde el verano y devaluado aún más en el mercado invernal.

Delimitar la influencia de los propietarios y Quique Hernández como principal aliado

De su anterior etapa y su abrupta salida del Hércules en marzo de 2013, Carmelo del Pozo conoce bien las veleidades, caprichos y bandazos del propietario del club Enrique Ortiz, que todavía tiene como socio al inversor vasco Juan Carlos Ramírez, siempre dispuesto a «meter baza» en la parcela técnica con fichajes de jugadores, entrenadores y directores deportivos, como hizo durante la infausta temporada pasada cuando tomó el control tras la dimisión en diciembre de Javier Portillo como director deportivo. Del Pozo sabe que el presidente Quique Hernández debe ser su principal valedor e interlocutor con los despachos y ya ha exigido como cautela que los plenos poderes que le garantiza Ortiz, desde el futbol-base a la primera plantilla, se reflejen por escrito en el redactado de su contrato. Se ha especulado días atrás con la posible vuelta del exdirector deportivo y yerno de Ortiz, Portillo, al organigrama técnico del nuevo Hércules, pero Hernández ya lo ha descartado. Fue precisamente el fichaje del exdelantero de Aranjuez, entonces jugador de Las Palmas, en junio de 2012 el detonante de la salida del club blanquiazul de Del Pozo y Sergio Fernández.

Recuperación del liderazgo sobre el terreno de juego y del gen ganador del equipo

Una vez atendidas las prioridades del entrenador, la recomposición del vestuario y la delimitación de competencias con los propietarios, Del Pozo y su cuerpo técnico también tendrán que rearmar anímicamente a un vestuario que se ha quedado sin líderes sobre el terreno de juego desde hace demasiado tiempo. La marcha al Orihuela de Chechu Flores y la lesión de Samuel Llorca dejaron al equipo sin referentes en el campo capaces de marcar el camino con ímpetu, arrojo y autoridad cuando no aparece el fútbol. Tras la decepción de El Toralín, el equipo se desconectó por completo y perdió el gen ganador que siempre hay que exigirle a una entidad como la blanquiazul, máxime en Segunda B. En contra de lo ocurrido este último curso, el Hércules no puede resignarse a convivir con la derrota, ni el Rico Pérez convertirse en un campo abonado para que cualquier rival se sienta como en casa, se adueñe del balón y puntúe.

Recomponer los lazos con una afición dolida y desencantada a un paso del centenario del club

El segoviano ya conoce a la afición blanquiazul, tan sufridora como entregada y generosa con el esfuerzo. Las peñas han aplaudido el retorno de Del Pozo, pero tienen «la mosca detrás de la oreja» ante las posibles tentaciones intervencionistas de Ortiz y Ramírez. La afición confía en Hernández y Del Pozo, pero le sobran razones para recelar de los máximos accionistas, cuyas injerencias en la parcela técnica han sido una constante en los últimos años. Avalado por su gestión en el Oviedo, al que devolvió al fútbol profesional en 2015 tras muchos años de penuria, el nuevo director deportivo sabe que la hinchada del Rico Pérez es viento en las velas para un ascenso y que la mejor forma de ganarla para la causa es con trabajo, seriedad y compromiso. Y con resultados, claro.

Moreno aún no sabe si el Hércules cuenta con él

El entrenador del Hércules, Antonio Moreno, afirmó ayer a Efe que aguarda la llamada de los dirigentes del club alicantino para conocer si entra en sus planes para la próxima temporada. El técnico extremeño, que comenzó la temporada al frente del filial en Tercera, dirigió al Hércules en las cuatro últimas jornadas antes del parón de la Liga, en las que logró un hecho insólito en la historia del club al sumar cuatro empates por el mismo resultado (0-0).

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