El coronavirus se llevó por delante anoche la vida de Benito Joanet, histórico entrenador del Hércules en los años setenta. Joanet, de 84 años, había aterrizado en Alicante en 1973 de la mano de Arsenio Iglesias, con quien formaba tándem en el banquillo desde hacía unos años, y cogió la manija del club blanquiazul en la 77-78. En el Hércules permaneció tres temporadas con primer entrenador y a finales de los ochenta volvería a hacerse cargo del equipo en un periodo más fugaz. Joanet estableció su residencia en el alicantino barrio de San Blas, aunque siguió entrenando a equipos españoles de primer nivel hasta mediados los años noventa.

Su exitosa relación con Arsenio nació en el Dépor (entonces solo Coruña), donde Joanet había estirado una prolífica carrera como cancerbero que le había llevado antes por el Espanyol, el Zaragoza o el Europa. En la 70-71 ambos celebraron el ascenso de los gallegos a Primera y Joanet, entonces pupilo de Arsenio, se unió a él en el banquillo. Ya en Alicante esa dupla tejió el mejor Hércules de la historia, que enlazó ocho temporadas en la máxima categoría del fútbol español con jugadores históricos como Giuliano, Santoro, Carcelén, Betzuen o Baena.

Joanet, natural de Esplugues de Llobregat, se hizo cargo del Hércules en la 77-78, tras la destitución del argentino Mesones, que había sido elegido para relevar a Arsenio. Joanet cogió el equipo en descenso a Segunda y logró salvarlo. Y permanecería en el banquillo del club hasta noviembre de 1979. Joanet se caracterizó por ser un hombre serio y trabajador. «Arsenio y él eran como dos hermanos gemelos, muy responsables y muy trabajador», recordaba anoche Joseba Betzuen, uno de sus futbolistas en el Hércules. El también exfutbolista del Hércules Ramón Balasch compartió vestuario con Joanet como jugador en el Espanyol y el Europa y también lamentaba ayer su pérdida: «Era un portero alto, sobrio y un gran amigo».

Joanet, que había sido campeón del mundo juvenil en 1954, también dejó huella en el Castellón, el Cádiz o el Tenerife, a los que subió a Primera División. En el Hércules dejó multitud de anécdotas merced a su fuerte carácter. En febrero de 1979 el Espanyol terminó empatando un partido en el Rico Pérez que el Hércules ganaba 3-0. Joanet apareció en rueda de prensa con los nudillos ensangrentados y dijo una frase para la historia: «La culpa ha sido mía, no tengo ni puta idea».

También hoy se recuerda con cariño el cabreo que cogió cuando el Cartagena empató a tres en el minuto 92 en un partido en el que el Hércules había hecho el 2-3 un minuto antes. El técnico no apareció por la rueda de prensa y le cazaron fumando en el autobús. Joanet estaba ingresado por una dolencia desde hacía dos semanas y en los últimos días el Covid-19 ha precipitado su adiós.