Una barricada contra once demonios. El Hércules replicó ayer al «cruyffismo» y sacó un punto de oro en casa del Barça B que le permite seguir comulgando con la propuesta de un Antonio Moreno que ha devuelto al equipo el orden, la seriedad y la fe.

El partido fue un monólogo de un filial culé comandado por el pizpireto Riqui Puig, que condensa en 165 centímetros tanta calidad como incompresión ante quienes le discuten el balón con otras armas igual de legales. El Hércules desplegó desde el primer minuto un arsenal industrial. Efectivo, no brillante. Tosco, pero igual de admirable.

Moreno optó por un 4-4-2 con Yeray y Pedro Torres en la medular y con Raúl de extremo, escoltado por Felipe en el lateral. Benja y Jona, dos islotes obligados a trabajar como dos estibadores. Y lo hicieron a la perfección. Buena parte del primer tiempo fueron once futbolistas blanquiazules parapetados en torno a unos 30 metros, quizás menos, tapando espacios y redoblando esfuerzos ante el vaivén de un Barça B que sólo encontraba remedio disparando desde muy lejos.

El filial culé, no obstante, salvó un susto a las primeras de cambio porque en el 2' el portero Iñaki Peña se confió y su despeje con el pie rebotó en el cuerpo de Jona y casi se le cuela en la portería. Se fue alto y el millar de espectadores que se citaron en el Johan Cruyff, la nueva casa del Barça B, respiró aliviado.

El Hércules, pese a su efectividad castrense en defensa, no logró hilvanar una jugada elaborada hasta pasada la media hora. Todo pelotazos y carreras a ninguna parte. Hasta que apareció Raúl, el fichaje de invierno más convincente, que caracoleó por banda derecha y terminó la jugada con un disparo de zurda defectuoso. Era el aviso que había trazado Moreno durante la semana. Protegerse atrás y morder a fogonazos.

El filial culé, frustrado por no encontrar hueco entre la maraña blanquiazul, fio su suerte al balón parado. Pero no dio con la tecla. Monchu probó fortuna desde la frontal, pero su disparo se marchó desviado. Collado, zurdo en la derecha, y Saverio, diestro en la izquierda, también tantearon a Falcón con varios disparos esquinados pero siempre aparecía una pierna que bloqueaba la intentona. Un frontón que necesitaba el descanso para recargar la barricada.

Además de la internada de Raúl, sólo un remate tímido de Pedro Torres inquietó en cierta medida a Peña, portero alicantino y formado en la cantera del Alicante del filial culé.

La reanudación trastocó todos los planes del Hércules. Felipe, que volvía a la titularidad casi dos meses después, se echó la mano atrás en una carrera sin aparente esfuerzo y cayó al suelo. Otra lesión. El jugador, sin poder apoyar, se tuvo que marchar del campo en camilla. Moreno, ante el imprevisto, retrasó a Raúl al lateral y dio entrada a Moha para oxigenar la banda derecha. Pero no funcionó. El hispano-maliense no entró bien al terreno de juego y no aprovechó los pocos contragolpes que iba a tener el Hércules.

Lejos de bajar los brazos, los blanquiazules redoblaron esfuerzos. Yeray, jerarca absoluto en la medular, sacó arrestos de donde no había, robó balones y montó ataques que morían, para su desgracia, casi sin haber empezado. Surgió también Pedro Torres, condicionado por una tempranera amarilla pero que demostró que no le quedaba grande la plaza. Nani, con Collado, una de las peores parejas de baile, también salió airoso.

Falcón siempre aparece

El central Araújo, que terminó el partido arriba a lo Alexanko, había insistido desde bien pronto. En el 56' ejecutó rasa una falta desde la frontal que Falcón acertó a desviar con el pie, ya vencido a un lado. El Hércules sabía que había que sufrir y no le dolieron prendas. Tuvo alguna opción, como un remate de cabeza de Torres a balón parado (el canterano interpreta a la perfección ese tipo de jugadas), pero se metió atrás -más bien, le metieron- aunque acabó entero.

Olavide se queda en la grada y Pedro Torres se perderá el partido ante el Andorra

El Hércules viajó con 19 futbolistas a Barcelona y Moreno debió hacer un descarte. El elegido fue el extremo Miguel Olavide, fichado en invierno y cuya presencia en Alicante está siendo una anécdota. El futbolista navarro sólo ha disputado 18 minutos en los seis partidos que se han jugado desde su llegada. De hecho, lleva cinco partidos inédito y el de ayer fue el primero que vio desde la grada. Pedro Torres vio la quinta amarilla y será baja para el próximo domingo (17.30) ante el Andorra en el Rico Pérez. Ayer, en la grada del Johan Cruyff, estuvo José Mari Bakero.