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«¡Recordad por quién luchamos, tened amor propio y disfrutad!»

El discurso de Antonio Moreno previo al partido del Llagostera cautiva a la plantilla del Hércules por apelar a la sensibilidad familiar, al orgullo profesional y a la unión del grupo tras una semana de trabajo

Antonio Moreno, la pasada semana en un entrenamiento. héctor fuentes

Quienes le conocen, saben que es un técnico exigente, moldeado a la vieja usanza, donde el esfuerzo y el trabajo no se discuten. Así lo hizo saber en el primer día que asumió el banquillo del Hércules. Antonio Moreno ha caído de pie en el vestuario, pero no solo por su exigencia y su firmeza, sino por un discurso sentimental, profundo, lleno de confianza a un grupo que le ha abrazado rápido. Las palabras con las que motivó el técnico al equipo antes del partido del Llagostera pueden ser la primera piedra de una recuperación que con el paso de las jornadas adquiere cada vez más tintes de milagro.

Moreno cautivó al vestuario con un discurso exigente, en el que trasladó a los futbolistas la necesidad de imprimir carácter, de tener personalidad en todas y cada una de las acciones del encuentro, de trabajar en equipo y recordó lo importante que es la unión del grupo. Ese punto de la charla fue seguramente lo que más se vio el domingo en el terreno de juego. El Hércules volvió a recibir aplausos de una afición que apreció el derroche físico. El equipo presionó, corrió, recuperó y trabajó. El tipo le duró a los futbolistas una hora de juego aproximadamente, después acusó el sobreesfuerzo, pero cumplió con la petición del técnico.

El punto más sensible del discurso fue el que apeló a los seres queridos. «Recordad por quién luchamos», expresó Moreno antes de que el equipo saltara al césped del Rico Pérez. Los jugadores, tras el encuentro, reconocen que les tocó la fibra sensible. En esa línea continuó la charla: «Echadle corazón y amor propio». El técnico pidió al grupo que tirara de orgullo profesional para recuperar una identidad perdida.

El técnico también apeló a la diversión. El fútbol es un trabajo, pero no oculta su componente de juego y satisfacción. «Disfrutad y hacedme disfrutar a mí desde la banda viéndoos competir y trabajar», puntualizó el técnico pacense, que este sábado dirigirá en casa del Barça B su segundo partido al frente del Hércules.

El discurso, obviamente, también trató asuntos deportivos y Moreno reconoció al grupo su trabajo durante la semana (apenas cuatro días de trabajo codo con codo) y solicitó a los futbolistas que trasladaran al partido todo lo trabajado en los entrenamientos.

Primera toma de contacto

En el primer día al frente del Hércules, Moreno ya había recordado que no quería «dudas» y que buscaba un equipo dispuesto «a abrirse la cabeza por el compañero». «Aquí solo vale ganar», expresó. Moreno introdujo el domingo varios cambios en el once inicial, aunque no varió en exceso el dibujo del Hércules. Recuperó a Íñiguez, Diego Benito y Benja (capitales el año pasado) para la alineación y optó por Yeray para labores de mediapunta, una posición inédita para el centrocampista canario, que no terminó de habituarse durante el partido ante el Llagostera.

Este sábado podría probar la defensa de cinco hombres que a veces empleó con el filial en Preferente y en Tercera División. Sin embargo, también podría darle continuidad al 4-2-3-1 que utilizó el pasado domingo ante el Llagostera. El Barça B, no obstante, es un rival diametralmente opuesto.

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