La cara amable de Quique Hernández no ha tardado en dejarse notar en el Rico Pérez. Con un talante muy alejado del látigo de Juan Carlos Ramírez, el nuevo presidente del Hércules quiso comenzar ayer su quinta etapa en la entidad blanquiazul sobre el césped, viendo de cerca los rostros de los jugadores y tratando de darles un cariño que les costaba encontrar en los últimos tiempos.
Quique presenció el entrenamiento matinal. Trajeado. Afable. Cercano. Sabe que la situación está muy complicada, pero también confía en el amor propio de los jugadores para salir del descenso antes de que sea demasiado tarde. El nuevo dirigente del Hércules habló con buena parte de la plantilla en las oficinas del club para presentarse, transmitir a los jugadores tranquilidad y sobre todo pedirles compromiso. Todo ello con esa mano izquierda que le caracteriza y que tanto gusta a Enrique Ortiz para calmar situaciones de máxima tensión como la que está viviendo en estos momentos el club blanquiazul. También lo hizo con Vicente Mir, pero de forma más breve.
El presidente del Hércules viajará con el equipo a Sabadell (domingo, 17.00) en un partido muy complicado ante el líder. Una derrota pondría más sal en la herida y el equipo podría entrar en una situación más crítica todavía en vísperas de viajar al campo del Orihuela en un duelo dramático. Quique quiere estar en estos momentos cerca del equipo y viajará a todos los encuentros en busca de transmitir toda la confianza que pueda.
Pero de la confianza no se puede vivir en estos momentos y lo que pide el Hércules son refuerzos por la vía de la urgencia. El mercado agota sus horas y el equipo pide a gritos más refuerzos para tratar de recomponer el desaguisado con las salidas de Fran Miranda, Carlos Martínez y Borja que han debilitado claramente al equipo. Quique asegura estar trabajando en ello pero el tiempo se agota y el mercado se complica por momentos.
Doble sesión
Vicente Mir preparó ayer una doble sesión de entrenamiento de cara. Fue la primera jornada sobre el césped de la semana, ya que el lunes el técnico optó por llevar a la plantilla a la Urbanova y el martes concedió descanso. Por la mañana Sergio Jiménez se retiró por precaución con una sobrecarga en el gemelo aunque por la tarde pudo entrenar en una jornada táctica de puertas abiertas, uno de los puntos que ha cambiado con la desaparición de la primera línea de Ramírez, que ordenó que todos los entrenamientos fueran a puerta cerrada.
El entrenamiento matinal estuvo amenizado por el colegio Ángel de la Guardia, animando a los jugadores en el Rico Pérez. Tras la sesión, los jugadores se fotografiaron con los niños y firmaron multitud de autógrafos.
El encuentro del domingo ante el líder marcará el futuro de Mir. Una derrota le dejará fuera y al equipo casi con la permanencia a expensas de un milagro.
