Traje a rayas, sonrisa a medias, preocupación en el rostro. El patio de caballos del Rico Pérez comienza a llenarse de aficionados para ver cómo Quique Hernández comienza a escribir otra página en la atarantada historia del Hércules. El entrenador con más partidos en la entidad (207) regresa a la poltrona presidencial tras un abrupto portazo en octubre de 2018 por diferencias con Juan Carlos Ramírez. Ahora, con el empresario vasco en maniobras de salida del club, Quique retoma el mando, con más poder que entonces, a petición de un Enrique Ortiz que confiesa entre bambalinas su preocupación por la convulsión que impera en el entorno del club y que ve en el técnico de Anna la mejor cortina disuasoria y el más válido interlocutor para resolver las cosas de palacio.

Quique, comedido y escoltado por su antecesor, un Carlos Parodi que abandonará el club en junio, trenzó un discurso cauto, pidiendo clemencia a la afición para que respalde al equipo en el momento más crítico de su historia y, una vez conseguida la salvación, rinda las cuentas necesarias por los errores cometidos. Que han sido muchos.

Lo más significativo de la puesta de largo de Quique es la asunción de poder diametral que le ha prometido Ortiz. «A partir de ahora soy el responsable de todo y vengo a tomar decisiones», aclaró. Por el momento, mantiene al cuestionado Vicente Mir en el banquillo, aunque lo hizo con boca pequeña y en presencia de Paco Martínez y Paquito Escudero, que decidieron estar en la presentación. «Sí», se limitó a decir al ser preguntado si el técnico se sentará este domingo en el banquillo de la Nova Creu Alta.

Petición de ayuda a la afición

«Nadie está cómodo así, aquí no hay quien duerma». De esta manera arrancó Quique su toma de posesión. «Todo el mundo intenta hacerlo lo mejor posible y entre todos pedimos ayuda humildemente para salir de esta situación», recordó el nuevo presidente, que tuvo a las primeras de cambio recuerdo para la plantilla: «Los jugadores estarán pasándolo fatal». Quique también hizo alusión, ya es frecuente ese guiño, al centenario del club, que llegará en 2022. «Estamos a punto de cumplir 100 años, nadie en Alicante quiere el descenso, así que pedimos a ver si es posible aparcar las críticas y cuando llegue el momento, con el equipo salvado, asumiremos la crítica y las responsabilidades».

Plenos poderes

«Asumo toda la responsabilidad, las cosas mal hechas serán por mi culpa», afirmó Quique. «Quiero aportar y ayudar dentro de mis posibilidades, también en lo deportivo, pero eso no es mandar, sino colaborar», apuntó. «Pero toda la responsabilidad será mía, hasta si hay un baño sucio», apreció con ironía. «Las cosas no se han hecho bien y por eso estamos aquí», señaló.

Sin rencor a Ramírez

Quique rehuyó una nueva colisión con Ramírez y prefirió pasar página. «Ya sabéis por qué salí en 2018, pero no quiero volver atrás ni recriminar nada a nadie, aquí no hay buenos ni malos, no guardo rencor, esto se trata de ayudar». Y recordó: «Ramírez lleva puestos tres millones de euros en el Hércules, así que es el primer interesado en que esto vaya bien».

Además, el nuevo presidente confesó que, tras su salida del club hace año y medio, recondujo su relación con Juan Carlos Ramírez y que ha estado en contacto con él en los últimos tiempos. «Le expuse mis puntos de vista y me fui por el tema de las entradas y el aspecto social, todo aclarado», apuntó.

Mir llega al domingo

Uno de los temas más candentes de la actualidad herculana es la decisión con Vicente Mir, que durante el lunes esquivó el despido porque Ortiz priorizó la llegada de Quique como presidente. Una vez asumido el cargo y haciendo gala de plenos poderes, el de Anna debe abordar el futuro de Mir con Paco Martínez, Paquito Escudero y el propio Ortiz. Pocas razones sostienen a día de hoy a Mir en el cargo, quizás únicamente la falta de recambio de garantías. Ayer, en su presentación, Quique dijo más por lo que calló. «¿Seguirá Mir en el banquillo el domingo?», le preguntaron. «Yo soy entrenador y me gusta que me respeten, sabéis cómo es el mundo del fútbol, estamos todos expuestos a los resultados, pero las formas son importantes en todo», respondió. «¿Pero estará ante el Sabadell?», se le repreguntó. «Sí», contestó. A buen entendedor...

Continuidad de la dirección deportiva

Paquito Escudero y Paco Martínez llegaron a comienzo de diciembre para ocupar la dirección deportiva de la entidad. Ahora, a dos días del cierre del mercado de fichajes y con la próxima temporada en una absoluta y aterradora nebulosa, su continuidad es toda una incógnita. Por el momento, Quique cuenta con ellos. «Todos somos necesarios, es un momento de unidad y cuando termine esta rueda de prensa nos pondremos a trabajar», explicó el presidente, que estuvo arropado en su presentación por los dos implicados, una treintena de aficionados y varios trabajadores del club; entre ellos, el exfutbolista Palomino (responsable de la cantera) y Quique Sala (delegado).

Ni salvador ni escudo de nadie

El nuevo presidente asumió responsabilidad pero se quitó la vitola de superhéroe. «No soy el salvador de nada, vengo a ayudar y a pedir ayuda», apuntó. Quique reconoció que su retorno se originó este lunes, a petición de Ortiz y también de Ramírez. «Hablé con los dos». «No soy el escudo de nadie, aquí lo que importan son los hechos y yo haré lo mejor para el Hércules, he venido sin ninguna condición. Por sus actos lo conoceréis, como dice el refrán», culminó.

Regreso de Portillo

El Hércules, que atraviesa la situación deportiva más peliaguda de su historia, está sufriendo una metamorfosis radical, siempre movido por el mismo patrón, Enrique Ortiz. Con Juan Carlos Ramírez entonando un adiós silencioso, con Quique como presidente y sin Parodi a partir del mes de junio, la incógnita recae dónde, cómo y cuándo aparecerá Portillo. El nuevo presidente reconoció ayer que no es un tema actual, aunque con matices. «No se ha hablado de su vuelta en ningún momento, pero es uno de los accionistas», apuntó.

Comparación con el milagro de la temporada 12-13

«Éste es uno de los momentos más difíciles del club, estadísticamente es el peor y se trata de que le demos la vuelta entre todos, yo confío, por supuesto, pero va a ser difícil. Firmar un descenso a Tercear sería muy duro», incidió Quique. «No puedo pensar si esta situación es parecida a la de la 12-13, lo que tenemos es esto y yo tengo mucha moral», aclaró.

La segunda «era Quique», otro capítulo de la interminable «saga Ortiz», comienza este domingo en Sabadell. Antes, deberá dar el visto bueno al último retoque a la plantilla porque el mercado cierra en 48 horas.