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Muñoz y la revolución imposible

Las bajas de Jesús Alfaro, Felipe y Samuel dejan al técnico sin margen de maniobra para recomponer un Hércules a la deriva que necesita recuperar la solidez defensiva

El técnico del Hércules, Jesús Muñoz, durante una comparecencia de prensa en el Rico Pérez. álex domínguez

El entrenador del Hércules Jesús Muñoz necesita darle la vuelta a su equipo como un calcetín pero cuando mira al vestuario solo ve problemas en forma de lesiones y ausencias. Urge recuperar la solidez defensiva pero anda más que corto de efectivos en la zaga porque el director deportivo Javier Portillo ha tenido a bien no realizar ningún fichaje desde que Samuel Llorca se destrozara la rodilla hace más de un mes (afronta una recuperación de 10 a 12 meses). A esta baja no cubierta se une que el lateral derecho titular, Felipe Alfonso, está de baja desde la primera jornada y no reaparecerá hasta después del parón navideño tras ser intervenido de una hernia inguinal.

El último partido ante el Mestalla fue tan desastroso que Muñoz dio un volantazo desde el banquillo en el minuto 39 y sacrificó a Víctor Olmedo para dar entrada al «cerebro» Diego Benito. Con esta decisión el técnico quiso paliar el agujero en la banda derecha pero también desplazar a Álvaro Pérez al lateral para ver si en esa posición mejoraba sus prestaciones. Fran Miranda retrasó su posición al eje de la zaga y esta solución de emergencia parece que se repetirá el domingo (17.00 horas, À Punt) en La Nucía.

Las lesiones de larga duración de Samuel y Felipe Alfonso han sido un quebradero de cabeza para Muñoz y es inexplicable la inacción del Hércules y su director deportivo, ya que el técnico se ha quedado con el joven e inexperto Olmedo como único lateral derecho específico y solo con dos centrales competitivos: Álvaro Pérez y Pablo Íñiguez. Teo Quintero, que llegó en verano a última hora pese a la oposición del extécnico Lluís Planagumà, todavía no ha debutado e incluso se quedó fuera de la convocatoria para Cornellà ya que Muñoz prefirió citar a Solbes, del filial.

El panorama en defensa es desolador por la escasez de recursos y queda un mes para que se abra el mercado. Y cuando eso suceda está por ver cuánto dinero están dispuestos a gastarse Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez teniendo en cuenta que alcanzar la promoción se presenta como un objetivo utópico.

Como ya sucediera la pasada semana, Muñoz ha dirigido los entrenamientos a puerta cerrada para guardar sus cartas, aunque ante el Mestalla únicamente cambió a Jona por Benja como «9». Si el técnico de Mota del Cuervo finalmente apuesta por Miranda de central y Álvaro de lateral, el gran beneficiado de este movimiento de piezas sería Diego Benito, por fin titular como organizador en la sala de máquinas.

En el ataque tampoco aparecen demasiadas alternativas válidas para llevar a cabo una revolución. Carlos Martínez apenas tocó el balón ante el Mestalla, pero parece intocable porque es el máximo goleador, con cinco dianas, y posee último pase. Jona seguirá como referencia tras marcar su segundo gol del curso y en las bandas todo parece indicar que repetirán Borja Martínez y Moha Traoré en ausencia del lesionado Jesús Alfaro. Su hermano mayor Alejandro espera su oportunidad pero ante el Mestalla pasó desapercibido en la banda izquierda y es probable que siga en el banquillo.

El Hércules afronta en La Nucía un partido trascendental en el que debe remontar el vuelo tras haber sumado sólo dos puntos en sus partidos ante el Lleida (1-1), Castellón (1-0) y Mestalla (1-1). Especialmente preocupante fue la mala imagen ofrecida el pasado domingo ante el filial che en el Rico Pérez, con un equipo sin identidad ni ambición y que además cometió infinidad de errores defensivos que no costaron la derrota por la inspiración de Falcón.

El 1-1 ante el Mestalla dejó tan preocupado al herculanismo que Juan Carlos Ramírez, socio de Enrique Ortiz al frente del club, bajó el miércoles al vestuario para leerle la cartilla a los futbolistas. Los empresarios han invertido más de dos millones de euros (cantidad superior al curso pasado) en la plantilla y exigen un mínimo de rendimiento y compromiso.

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