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Portillo afronta su segundo «match ball» en mes y medio

El director deportivo salvó el primer ultimátum con la goleada al Barcelona B (4-1) pero el Hércules ha recaído tras estrellarse con el Castellón y el Mestalla y sigue al filo de los puestos de descenso

Portillo afronta su segundo «match ball» en mes y medio

El director deportivo del Hércules Javier Portillo atraviesa de nuevo días críticos tras la recaída experimentada por el equipo, que solo ha sumado dos puntos de nueve ante el Lleida, Castellón y Mestalla y cuyas sensaciones son de lo más preocupantes por la pérdida de identidad y la alarmante debilidad defensiva que muestra en los partidos. Portillo ya estuvo contra las cuerdas (él mismo lo ha reconocido fuera de micrófono) cuando el Barcelona B visitó el Rico Pérez, pero el equipo blanquiazul goleó a su oponente (4-1) y tomó aire. Dos semanas antes, en la sonrojante derrota ante el Orihuela (1-3), la grada pidió con cánticos la dimisión del director deportivo y los dueños Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez tomaron nota desde el palco. El primero de ellos no está dispuesto a que su familia se vea de nuevo en el centro de la diana y Portillo podría dar un paso al lado como ya hiciera en su etapa como jugador, cuando decidió colgar las botas en el mercado de invierno de la temporada 14/15 tras una primera vuelta sin ver puerta. ¿Cuándo lo hará? Nadie lo sabe y tampoco si será decisión suya o le invitarán a hacerlo. Hasta el momento, Ramírez guarda silencio pero sabe que la situación es insostenible si el Hércules sigue perdiendo partidos y cae a puestos de descenso directo a Tercera. El mal sueño del arranque de Liga se está prolongado demasiado. Portillo ganó su batalla particular al despedir a Planagumà en la jornada cuatro, pero se han disputado ya 13 partidos y el panorama es aún peor porque el segundo entrenador, Jesús Muñoz, también empieza a estar cuestionado, sobre todo tras el desastroso partido ante el Mestalla (1-1) en el que Falcón evitó la goleada.

Lo que más preocupa del Hércules es la pérdida total de identidad en las tres últimas jornadas. El equipo de Muñoz alzó ligeramente el vuelo al encadenar tres victorias en cuatro partidos (ante Barça B, Ebro y Cornellà) pero los dos choques exigentes ante el Lleida y el Castellón resultaron decepcionantes porque a los blanquiazules les sobró miedo y les faltó ambición. El choque del domingo ante el Mestalla fue caótico ya que el rival generó hasta ocho ocasiones delante de Falcón y Muñoz tuvo que dar un volantazo desde el banquillo en el minuto 39. Sentó a Víctor Olmedo para dar entrada al «cerebro» Diego Benito y la grada se enfadó por el «sacrificio» del canterano, lo que provocó que Fran Miranda y Álvaro Pérez jugaran fuera de su posición natural.

Con el madrileño como jefe en la «sala de máquinas», el Hércules tuvo algo más de criterio en la salida de balón, pero compitió mal y defendió peor. El Mestalla asedió a Falcón, al que solo logró batir en la última acción del partido en el minuto 94.

El conjunto de Muñoz sigue ocupando la plaza de promoción de permanencia, con un exiguo punto de ventaja respecto al Nàstic de Tarragona, y visita el próximo domingo el Camilo Cano de La Nucía por primera en su historia en partido oficial.

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