El pasado 25 de julio Quique Pina anunció, por su cuenta y riesgo y en su perfil de la red social Instagram, que Santi Olmo, conocido como "Fari" en el círculo de Pina al que siempre ha pertenecido, se incorporaba al Hércules. El director deportivo blanquiazul Javier Portillo, primer sorprendido por la licencia que se tomó su amigo (sí, el mismo Pina de la eliminatoria ante el Cádiz y el que estaba al frente de la planificación en el descenso a Segunda B), se apresuró a asegurar que Olmo únicamente se dedicaría a realizar informes externos de jugadores y labores de scouting, que nunca pisaría el Rico Pérez.

Desde las oficinas de Romeu Zarandieta insisten en que su trabajo está registrado y certificado con los susodichos informes, pero a mí y a muchos profesionales del fútbol nos llama poderosamente la atención que el técnico de la cuerda de Pina se haya convertido en "acompañador" de Portillo desde que llegó, tanto en el Rico Pérez como a domicilio. Es entendible que el director deportivo quiera ver siempre en directo a su equipo (todos lo hacen), pero no tiene ningún sentido que esté a su lado el que supuestamente llegó para ver todo el fútbol posible y hacer informes.

Sin ir más lejos, el pasado sábado ambos estaban juntos en el Jove Español-Intercity de Tercera y, al día siguiente, también en el Castellón-Hércules de Castalia, pasando por el Mestalla-Levante Atlético. ¿No había más jugadores que ver en el resto de España?. Portillo y su círculo más próximo (cada vez más reducido) no entienden ni encajan una sola crítica y se tomarán estás líneas como un ataque personal o una descalificación al tal Olmo. Nada más lejos de la realidad, pero ha llegado la hora de pedir un poco más de seriedad y profesionalidad en el trabajo. Más de 2 millones se han invertido en esta plantilla que ocupa la plaza de promoción de descenso a Tercera. Y sí, Portillo está más que cuestionado aunque le sepa mal leerlo. Faltaría más.

En cuanto al desempeño de Jesús Muñoz desde que se hizo cargo del blanquillo del Hércules, es innegable que el globo se ha ido pinchando, sobre todo cuando han llegado de manera consecutiva los gallos Lleida y Castellón, ante los que sólo se sumó un punto. El preparador de Mota de Cuervo ha ganado el 47% de los puntos desde su llegada y el equipo sigue en la zona baja. Creo que al Hércules le sobró miedo en las dos últimas jornadas y le faltó ambición. Ningún enfermo sale de la UCI corriendo, pero sí hay que exigir un punto más de agresividad y verticalidad. Muchos ya nos vamos haciendo a la idea de que será una temporada de medio pelo en el mejor de los casos, pero al menos que el sufrido aficionado se divierta viendo a su equipo. Mimbres hay para ello. Y muchos euros invertidos, muchos más que en el resto de plantillas.