Carlos Martínez y sus goles llevan camino de ser recordados durante muchos años en Alicante. El punta de Mataró está firmado el mejor arranque realizador de toda su carrera, ya que marca un tanto cada 116 minutos, un dato que no mejoraba un ariete del Hércules de la temporada 08/09, cuando Rubén Navarro perforaba la meta rival cada 90 minutos. También pulverizaron este promedio mitos blanquiazules como Eduardo Rodríguez (102 minutos en la 92/93) o Manolo Alfaro (100 en la 01/02).
El actual «10» del Hércules ha marcado cinco dianas en solo 582 minutos, ya que se perdió los tres primeros partidos por lesión (Prat, Villarreal B y Levante Atlético) y en el cuarto (Sabadell) únicamente jugó el último cuarto de hora. Carlos Martínez anotó el pasado domingo ante el Lleida el 1-1 y poco después tuvo una ocasión de cabeza inmejorable para firmar el 2-1 tras una gran asistencia de Borja que superó a los dos centrales.
El delantero de Mataró, de 33 años, acabó el curso pasado como máximo realizador, con 13 goles, dos de ellos en la promoción de ascenso, frente al Logroñés en el Rico Pérez. Pero si sigue con el ritmo actual, superará estos registros. Carlos Martínez está firmando, con diferencia, el mejor promedio realizador de toda su carrera. En su dos temporadas en el Olot (13/14 y 14/15) marcaba cada 198 minutos y 299, respectivamente, y después en el Villarreal B lo hizo cada 197 y 153.
Su consumada faceta de goleadora no paso desapercibida para Miguel Ángel Lotina, quien le reclutó para el Tokyo Verdi japonés, donde solo compitió un año hasta que decidió hacer las maletas y regresar a España. El Hércules fue su destino porque el entonces técnico Lluís Planagumà y el director deportivo Javier Portillo decidieron que había que apostar fuerte porque era de los pocos atacantes que marcan diferencias en la categoría de bronce.
La pasada temporada cumplió con 13 dianas en un equipo de Planagumà con marcado carácter defensivo y que lo basaba todo en la velocidad y los contraataques, donde precisamente Carlos Martínez no se sentía cómodo. Aún así, lo jugó todo y acabó la campaña como «pichichi» y máximo asistente. Su buen papel no pasó desapercibido para el resto de clubes y el Andorra de Gerard Piqué estaba dispuesto este verano a pagar incluso un traspaso por él, algo a lo que Portillo se negó. El futbolista pidió al Hércules un detalle en forma de aumento de sueldo con base en su rendimiento y también al haber quedado muy por debajo de los emolumentos de sus compañeros de delantera Benja y Jona Mejía, llegados a partir de enero. El director deportivo se lo negó y Carlos se quedó a regañadientes, si bien hace pocas semanas rompió su silencio y quitó hierro al asunto. Incluso aseguró que vería con buenos ojos seguir más años en Alicante.
El catalán acaba contrato el 30 de junio y no sería descabellado que Portillo le ofreciera la renovación antes de final de año para evitar que en enero se pueda comprometer con cualquier otro equipo, ya sea de Segunda B o del extranjero. Ofertas no le van a faltar y en el Rico Pérez lo saben.
Hay que echar la vista atrás hasta la temporada 08/09 para encontrar un promedio mejor que el de un gol cada 116 minutos y el honor corresponde a Rubén Navarro, que perforaba la meta contraria cada 90 minutos. El punta barcelonés acabó ese curso con 15 dianas en aquel Hércules dirigido por Juan Carlos Mandiá que alcanzó los 78 puntos pero se quedó sin ascenso a Segunda. Al año siguiente llegaría el Boquerón Esteban y se produjo el salto a la élite.
Rubén Navarro llegó a Alicante con una extensa carrera en Primera y en Segunda con el Numancia y el Alavés. El delantero firmó en el Hércules una de las mejores campañas de su carrera, donde coincidió, entre otros, con jugadores como Calatayud, Sergio Fernández, Abraham Paz, Farinós, Abel Aguilar, Tote, Delisabic o Sendoa Aguirre.
Intocable en el once desde la sexta jornada
La fractura de una costilla obligó a Carlos Martínez a perderse las tres primeras jornadas y en la cuarta, ante el Sabadell, únicamente pudo jugar un cuarto de hora. Después de ese partido fue despedido Planagumà, con quien tenía una gran relación. Desde la llegada de Muñoz es titular indiscutible como «10», mientras Jona y Benja mantienen abierta su batalla por adueñarse del «9».
