«Parecía un pelotón de fusilamiento». El resumen no tenía medias tintas. Así explicaba Martín Lasarte, técnico uruguayo de la Real Sociedad, el atropello que habían sufrido los suyos ante el Hércules el 1 de noviembre de 2009.

Los donostiarras, en Segunda cuarenta años después, llegaron al Rico Pérez como líderes, condición que les arrebató a base de goles el Hércules de Esteban Vigo. Todo ello con dos asistentes de excepción: Claudio Bravo y Antoine Griezmann. El primer poco pudo hacer además de recoger una manita de goles de su red. El segundo, un chaval de 18 años que jugaba su décimo partido como profesional, maquilló la goleada.

Al final los dos equipos terminaron subiendo a Primera División, de la que súbitamente salió el Hércules al año siguiente y en la que todavía permanecen los vascos.

Aquella mañana de domingo de hace diez años, bajo las cámaras de Canal +, el Hércules mostró más que nunca sus credenciales de equipo potente y de equipo de campanillas. Tote lucía como nunca, con Farinós como escudero y con un Rufete, desde banda derecha, que firmó uno de sus mejores partidos como herculano. La fiesta la había abierto Tiago Gomes a los veinte minutos y a ella se terminaron uniendo Sendoa, Delibasic y un Rico Pérez con 14.000 espectadores.