Ha dicho Jesús Muñoz: «Quiero ver al equipo sin fisuras que fuimos en el Rico Pérez (Barça B). Es un rival diferente (Ebro) y no hay que caer en precipitaciones». Es una reflexión que suena a generalidad. Claro que todos los entrenadores querrán que sus equipos no cometan errores ni al defender ni al atacar. Ahora bien, ¿eso es posible? Aquí de lo que se trata es ser más efectivo en las dos áreas. Al Hércules le llegaron no pocas veces hace 15 días. Abel Ruiz y Collado no estuvieron inspirados, en parte por el buen hacer de Falcón, mientras que Jesús Alfaro y Benja no pudieron ser detenidos ni por Cuenca ni por Peña. Esto va de ser letal o no. El Villarreal B llegó cerca de diez veces al área del Ebro, gracias a su calidad y rapidez, sin embargo, solo marcó un tanto. En parte por querer acabar las acciones desde el lucimiento personal. El Ebro gozó de una oportunidad a balón parado en el 89' y no la desaprovechó. También ayudó la confusión, traducida en cantada, del meta Josele por no acertar en la manera de despejar el balón. Esta situación difícilmente se va a ver hoy en el cuadro arlequinado, que jugando con lo justo, se maneja a la perfección en el papel de rival previsible, que guarda la ropa y espera su oportunidad. Claro que como resulte decisiva y la firme Emaná, ¡ay, Portillo!