Con una hoja de servicios tan deprimente, tan escandalosa y tan indescriptible no cabe ninguna excusa en el Hércules. Alejandro Alfaro (La Palma del Condado, 1986), el fichaje más mediático de este verano, huye de ellas, entona un mea culpa generalizado y apela al trabajo para enderezar un rumbo con tufo a desastre perpetuo. «Los rivales nos ven tan mal que nos han perdido el respeto», expresó ayer el atacante onubense.

Ninguneado por rivales, medido con la misma vara que clubes bisoños (tras el partido ante el Llagostera Jesús Muñoz se quejó públicamente de que los árbitros les habían perdido el respeto), ayer Alejandro Alfaro repitió guión y apuntó ahora hacia unos rivales que ya no temen enfrentarse al Hércules, después de seis temporadas seguidas en el infierno de la Segunda División B y un inicio terrorífico en esta última.

«Tenemos que recuperar nuestra identidad porque no vamos a ganar con el escudo», prosiguió Alfaro, que ha disputado cinco de los ocho encuentros del curso después de una pretemporada abrupta por una lesión de tobillo. «No estamos dando el nivel, estamos todos por debajo del mínimo que se nos pide y debemos elevar esa competencia», añadió. No obstante, Alfaro aclaró que en el vestuario no han bajado los brazos tras el peor inicio liguero en casi cien años de historia. «Me preocuparía si viera desidia, pero aquí hay exceso de ganas de hacerlo bien», señaló el futbolista.

Consciente de que el Hércules debe recuperar la «portería a cero», mantra que tanto aupó al equipo de Planagumà el pasado curso, y de que el equipo no baja el pistón en los entrenamientos, admite con deportividad el enfado generalizado del entorno del club. «La ansiedad de la afición es normal, es que hemos hecho un inicio de Liga horroroso, el peor que se podía hacer, pero vamos a crecer», indicó.

Alfaro, que todavía no se ha estrenado como goleador blanquiazul, puso como uno de los principales males a corregir la cuestión anímica: «Cuando algo va mal, todo sale al revés, no podemos acusar tanto los golpes que recibimos. Si nos marcan en el minuto 5 queda mucho y hay equipo para dar la vuelta a los partidos porque tenemos capacidad de sobra».

El efecto Muñoz, ¿difuminado?

Cuestionado por si los nuevos aires que trajo el nuevo técnico, Jesús Muñoz, se habían marchado, Alejandro Alfaro fue claro: «Él trajo las ideas claras y el equipo lo captó bien, se vio rápido en Llagostera y también con el Barça B, pero quizás en Andorra nos relajamos porque hicimos muy buen partido la semana anterior».