La inestabilidad en el FC Barcelona es una realidad, con decisiones impopulares y marcha constante de talento de La Masia pero el Barça B parece no verse afectado.

Y es que la calidad que hay el filial culé está fuera de toda duda. Pongamos por caso a Iñaki Peña: el portero alicantino contó para Valverde en verano pero por su juventud, y que su papel hubiera sido residual, se decidió apostar por Neto, negocios aparte con el Valencia por Cillessen. Pero es que en el eje de la defensa, al equilibrado de Txingurri no le tiembla el pulso para probar a Araujo en vez de Todibo para medirse esta noche contra el Sevilla. La bajas de Lenglet y Umtiti han propiciado esta situación. Que vaya a ocurrir en el centro del campo parece más complejo, no porque Riqui Puig, Reis y Moriba carezcan de categoría, sino porque, hoy en día, Rakitic y Arturo Vidal están por delante en la cola. Arriba, Ansu Fati y Carles podrían haber viajado a Alicante de no haber aprovechado tan bien sus oportunidades durante las semanas que Messi y Dembelé han estado fuera de combate. Lo han bordado y lo mismo les sirve para quedarse. Aunque lo natural sería que Ansu se curtiera en 2ªB.

El caso es que el rival que le espera esta tarde al Hércules no va a afrontar el duelo con su mejores jugadores, pero aún así se trata de unos chavales con tanto talento que llegarán para dominar el juego e intentar hacer daño en alguna acción colectiva, individual o fallo local. No es el equipo más propicio para salir de una crisis, porque va a exigir precisión de pases, ningún despiste y mucha capacidad física. Son niños, que se crecen en escenarios como el Rico Pérez. Por eso mismo, no sabemos si los Peña, Cuenca, Riqui o Abel van a ser estrellas en el futuro, pero que ya hacen cosas espectaculares no hay duda. Veremos si salen dormidos o despistados...