Este Hércules cariacontecido busca cualquier clavo ardiendo al que agarrarse. Se fía de la Virgen, pero también debe correr. Ayer el primer equipo visitó la Concatedral de San Nicolás para realizar una ofrenda a la Virgen del Remedio, con la petición más elemental con la que ha acudido en los últimos años a lo sagrado: escapar de los puestos de descenso a Tercera División.

El Hércules, que recuperó el año pasado la tradición de visitar a la patrona de la ciudad, repitió este curso, consciente de que la esperanza es lo último que se pierde. La ceremonia, más breve que el año anterior, volvió a estar dirigida por Joaquín López, capellán de un club que en su mejor época -allá por los 70- también tuvo a la Iglesia como aliado y al páter Parreño como principal enlace espiritual.

«El inicio de temporada no es el mejor del mundo, pero a ver si la Virgen nos ayuda a caminar y a encontrar el camino con ánimo y acierto», proclamó el párroco blanquiazul, con un discurso juvenil y repleto de alusiones futbolísticas y esperanzadoras. Tras una homilía exprés, se procedió al momento más solemne de la visita, la ofrenda floral a la Virgen del Remedio, en el camarín de la Concatedral.

El Hércules, con sus capitanes al frente, con su cuerpo técnico al completo, y con Valentín Botella como único representante de la directiva, rindió devoción a la Virgen, a quien pidió reconducir el camino de una temporada que ha comenzado con más pecados de los habituales. «Hay que tener ilusión, esto es un testimonio de fe, aunque ahora parezca que está todo mal», prosiguió el capellán.

Tras la ofrenda la visita se dirigió a la capilla de la Concatedral, donde el párroco desgranó un evangelio que giró en torno al concepto espiritual. «Me preguntan por la calle qué le pasa al Hércules y yo digo que creo que es un problema de mentalidad», continuó don Joaquín, que recomendó a la plantilla blanquiazul reforzar todavía más la parcela mental. «Y no tanto la física», bromeó.

El párroco dio la bienvenida a los fichajes de la plantilla, que entraron por vez primera a la Concatedral de San Nicolás y pidió por un cambio de rumbo en lo deportivo de un club que persigue su centenario: «El año pasado vinimos aquí y no nos fue del todo mal, a ver si la Virgen nos vuelve a ayudar».

Ausencias

A la ofrenda la Virgen no pudo asistir Carlos Parodi, presidente del club, por haber fallecido su abuela, a la que se recordó con cariño durante la celebración de la homilía. Tampoco acudió el futbolista hispano-malí Moha Traoré, que profesa otra creencia religiosa.

Entre imágenes de santos y silencios sepulcrales, el nuevo técnico del Hércules, Jesús Muñoz, no rehusaba ninguna mano externa y menos si viene del más allá: «Toda ayuda divina es poca, si la hubiéramos tenido el otro día...».

El turno de peticiones, en el que participó el portero Falcón, uno de los capitanes, fue extenso: por la ciudad de Alicante, por la Iglesia, por el Hércules y por una temporada en la urge mejora inmediata.

El párroco, al filo de las 14 horas, cerró la visita blanquiazul con el rezo de un Padre Nuestro y una plegaria: «Que cuando ganemos al Barça B digamos que ha sido por Jesús [señaló al entrenador] y por Jesús [indicó el cielo]». Un epílogo como Dios manda.