Elemental, querido Hércules

El británico Stuart Matthews, policía de la Scotland Yard londinense, es un acérrimo seguidor blanquiazul y sigue las andadas del equipo en la distancia

Elemental, querido Hércules

Bruma espesa, noche cerrada y un misterio sin resolver. Una farola de las afueras de Londres insinúa la silueta de un policía, que vuelve a casa después de un largo día de trabajo y ojea un recorte de periódico que guarda como oro en paño. El contenido: un resultado y una clasificación de un equipo que compite a más de 2.000 kilómetros.

¿Cómo es posible que en la Scotland Yard, en el seno la de policía metropolitana de Londres, haya un hincha del Hércules? Se antoja impensable que entre los célebres «bobbies» lata el herculanismo. Más todavía si quien siente al Hércules como suyo responde al nombre de Stuart Matthews y no tiene ningún antepasado en el árbol genealógico que haya bajado siquiera de Normandía.

Lejos de ser una osadía inasumible, la historia es toda una realidad. Y lo es desde hace décadas. Todo fue producto de una casualidad, como casi todas las cosas buenas de la vida. Un problema de salud de su padre llevó a la familia Matthews a Alicante a principios de los años setenta. Concretamente a la Albufereta, un paraje ideal para huir del frío británico y recuperar calidad de vida. «Yo solo viví ahí cuatro años, pero luego volvía en casi todas las vacaciones», cuenta Stuart, con un español casi perfecto, pero con innegable acento de novela de Conan Doyle.

En una de esas vacaciones en Alicante, en 1981, su padre, un férreo «gunner», le llevó al fútbol y todo cambió. «El Hércules ganó cinco a uno al Sevilla y a partir de ese día dije 'éste es mi equipo'». Los Kustudic, Churruca o Megido cautivaron de tal forma a Stuart que la pasión por lo blanquiazul continúa imperturbable 38 años después. Tanto, que en este mes de agosto una de las primeras cosas que hizo al ser padre fue hacer socio a Thomas, el recién nacido.

«Ha nacido muy grande, con cuatro kilos y medio, está fuerte y ojalá sea jugador del Hércules en el futuro», cuenta con orgullo Stuart, que presume de herculanismo en Scotland Yard, el cuerpo que tanto popularizó Sherlock Holmes, el detective que siempre llegaba antes que los «bobbies» al lugar del crimen. Su hermano Richard, también funcionario de la policía londinense, siente de la misma manera los colores blanquiazules desde la distancia.

Son un rara avis en el día a día de Londres, una ciudad que respira fútbol por los cuatro costados. «Aquí la gente conoce a los grandes equipos españoles, está claro, pero cuando nombro a Trezeguet alguno sí se acuerda del Hércules», confiesa Stuart.

Un recorte de periódico

Ahora las tecnologías permiten seguir al segundo las aventuras y desventuras de cualquier club del mundo. Esta era digital ha facilitado a Stuart seguir al detalle la actualidad del Hércules, pero todavía recuerda la odisea que era ver cómo había quedado su equipo en los años noventa. «Un vecino de Alicante me enviaba por correo las páginas de INFORMACIÓN y así me enteraba del resultado del Hércules, aunque siempre iba con dos o tres semanas de retraso», revela entre risas nuestro protagonista, que se escapa una vez al año para ver a su Hércules.

Stuart no tiene dudas sobre qué jugador de la historia del club le ha hecho disfrutar más: «Tote, claro. Siempre». Ahora, en plena ebullición del Watford en la Premier, Stuart recuerda a sus compatriotas que Kiko Femenia fue canterano del Hércules. «En el trabajo siempre estoy hablando del 2-3 que le hicimos al Barça en su campo con el gol de Rodríguez». Aquello sí que fue todo un enigma sin resolver. Elemental, querido Hércules.

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