Quizás de puertas hacia afuera la importancia del brazalete ha perdido fuerza, pero en el vestuario la presencia del capitán sigue teniendo vigor y autoridad. Los novatos ya no lo llaman de usted y ya no intercambian banderines con el rival, pero su voz sigue siendo indispensable, más aún cuando la zozobra se apodera de la dirección del barco. El Hércules nunca fue una plaza fácil para llevar el brazalete, tampoco para ser alicantino y canterano. La exigencia, siempre multiplicada por dos.
Samuel Llorca (Alicante, 1985) cumple todos los requisitos anteriores. Nacido y criado en la capital de la Costa Blanca y formado en el fútbol base blanquiazul hubo de buscarse el oficio lejos de casa cuando se le cerraron las puertas del primer equipo. Esta temporada asume el rol de primer capitán tras la marcha de Chechu Flores y se convierte en el primer alicantino en portarlo en 20 años, desde que Paquito Escudero pusiese punto final a su carrera, al filo del nuevo milenio, tras ocho cursos como representante de la plantilla.
Entre ambos ocho hombres lideraron, con más o menos éxito, el vestuario blanquiazul. Ahora Samuel asume el peso de ser profeta en su tierra y no rehúye la presión. «Soy alicantino y herculano desde que nací, ser el capitán del equipo de mi ciudad es un sueño cumplido y toda una responsabilidad», explicaba el defensa central durante esta pretemporada, su tercera consecutiva en el primer equipo y cuarta en el cómputo global.
En la 04-05, siendo futbolista del filial, se ejercitó a diario con el primer equipo, que terminaría celebrando el último ascenso del club a Segunda División. El club blanquiazul le cerró las puertas y hubo de ganarse un nombre en el Alone de Guardamar de Preferente. De ahí lo captó el Elche para su filial y en apenas dos temporadas ya se había adueñado de un puesto en Segunda División y del brazalete. Tras cinco campañas en el Martínez Valero regresó a Alicante, a un Hércules recién descendido de Primera, y brilló. Tanto que se marchó al Celta para estrenarse en la élite. Las lesiones frenaron su progresión y en 2017 regresó al Rico Pérez para quedarse.
Con el beneplácito de Planagumà afronta su tercera campaña en el Hércules en esta etapa, ahora con más galones que nunca. Paquito Escudero, el gran capitán del club en los años noventa, avala su cargo: «Ser el capitán del Hércules siendo alicantino es lo máximo, es ser un espejo para los canteranos, que vean que todo se puede cumplir». «Samuel es el tío más adecuado por cómo entrena, por cómo defiende al club y a sus compañeros», apuntó.
Líderes de todo tipo
En el siglo XXI el Hércules ha tenido diez capitanes. A Paquito le relevó Baroja en la 00-01. Al curso siguiente fue Manolo Alfaro, siempre expresivo y valiente. En una presentación le dijo al alcalde Alperi que no era bien recibido mientras él llevara el brazalete. El madrileño decidió dejar la capitanía y la cogió Txutxi, que apenas llevaba ocho meses en el club. Los siguientes tres años fue Carlos Castro el máximo representante de la plantilla y en la 06-07 asumió el rol Sergio Fernández. Un año más tarde renunció por no tener la confianza de varios compañeros y el elegido por Goikoetxea fue De los Santos, pitado casi por sistema en el Rico Pérez. Tras él, Tote, Peña durante siete temporadas, Chechu Flores el pasado curso y ahora Samuel.
Un juvenil y un referente
Samuel Llorca entrenó asiduamente con el primer equipo en la temporada 04-05, el año del ascenso a Segunda. En aquellos entrenamientos compartía la zaga con Sergio Fernández, que a la postre también sería capitán blanquiazul. Samuel no continuó en el Hércules y llegó a ser capitán del Elche, pero en 2011 regresó a Alicante. En 2017 volvió para quedarse.
