Moderadamente tranquilo, con verbo pausado y la mirada fija en su interlocutor. Lluís Planagumà responde a las preguntas con la serenidad que le otorga saber que buena parte del herculanismo, dueños incluidos, respalda su forma de hacer las cosas. La otra parte, la más escéptica, de momento no le quita el sueño. Atrás quedan su pugna con Javier Portillo antes de aceptar definitivamente la propuesta de renovación, la salida de Emanà y la continuidad de Jona Mejía, para el que pidió un sustituto después de certificarse el batacazo en Ponferrada. El barcelonés ha pasado página y, para ello, recupera la parte de su discurso que apela a la integridad, el compromiso y la unidad en torno al equipo desde dentro y desde fuera de la entidad.

«Somos un equipo competitivo, eso lo mantenemos del año pasado, pero ahora empezamos de nuevo y es una suerte que lo hagamos en El Prat porque nos mete de lleno en la dura realidad de la Segunda B. Tenemos que volver a ser humildes, sin olvidar todo lo bueno que hicimos el año pasado para llegar hasta donde llegamos. Tenemos que ser igual de efectivos a domicilio, mejorar en casa y tener la opción de acabar primeros la fase regular, ese es nuestro objetivo y para ello debemos estar unidos todos», esgrime el preparador catalán.

Todas las opiniones, incluso la suya, refrendan la idea de que la plantilla puesta a su disposición este curso mejora a la anterior; sin embargo, prefiere ser cauto al respecto para no disparar la euforia antes de tiempo: «La satisfacción con la plantilla y con el trabajo realizado en verano lo valoraremos cuando empiece la competición, que es donde se tiene que demostrar todo», subrayó. La evolución de su fútbol -para que la producción ofensiva encuentre el premio del gol- ha ocupado buena parte de la rutina estival.

«Estamos buscando fórmulas para no ser tan previsibles, para ser más sorpresivos, para que los futbolistas tengan mejores condiciones en el sistema y nos den lo mejor que llevan dentro. Tenemos más perfiles diferentes en el vestuario este año y eso hay que aprovecharlo para desarrollar nuestro sistema de juego, que debe ser flexible. Pero no hay que olvidar la eficacia de los futbolistas. Su situación en el campo es importante, pero no menos que que sean eficaces cuando ejecuten el sistema», recuerda el preparador barcelonés, que no está dispuesto a que toda la responsabilidad recaiga exclusivamente sobre él.

La salida del Atlético Baleares del grupo III, último campeón, convierte al Hércules, que concluyó segundo la fase regular, en el principal favorito a terminar líder... pero sólo en la teoría. «La competición nos dirá cuál es nuestra realidad dentro un grupo en el que muchos equipos se han reforzado bien, no sólo nosotros. Los filiales, L'Hospitalet, Sabadell... son buenos proyectos sobre el papel, pero en esta categoría lo que marca la diferencia es tener ganas, demostrar ambición. Nosotros mantenemos el bloque y la ilusión», enfatiza Planagumà, que acepta que el continuismo por el que ha apostado Javier Portillo en la planificación pese a no cumplirse el objetivo juega a favor del Hércules.

Limpieza mental

«Partimos con ventaja por haber dado continuidad al proyecto del año pasado, por no destruir todo lo bueno que se hizo a pesar de no subir. Es una ventaja con respecto a los demás que debemos aprovechar con optimismo. Empezamos a trabajar más tarde que la mayoría de rivales para limpiarnos del disgusto de Ponferrada, pero aquella mala experiencia debe ayudarnos a ser más ambiciosos, a saber que debemos dar un poco más de nosotros mismos para que el desenlace esta vez sea distinto», deseó el preparador blanquiazul.

Soportar la tensión que conlleva ser el rival a batir en el grupo es algo que parece no preocupar al entrenador del Hércules. «El peso más fuerte que he soportado en este club fue cuando llegué, cogí un equipo que acabó décimo, con la moral por los suelos y tenía, como mínimo, que alcanzar el 'play-off'. Lo conseguí, y en la segunda mejor posición posible. Eso sí que fue un gran peso. Ahora, conociéndonos todos, logrando lo que ya hemos logrado, firmando buenos futbolistas, que veremos si son mejores que los del año anterior porque tendrán que demostrarlo, estamos sin ningún peso en la mochila; al revés, la llevamos llena de ilusión y expectativas. El peso lo teníamos el año pasado», recalcó Planagumà si necesidad de elevar el tono de voz.

La clave para el técnico herculano es no despistarse en el comienzo de curso, entrar en la competición con la tensión óptima, sabiendo que el logro final pasa por no descolgarse en ningún momento. «Lo más importante es hacer un buen inicio. El año pasado hicimos un buen inicio de liga y también un buen final. El objetivo tiene que ser acabar primeros y lo pondremos todo para que así sea», aventuró.

El calendario ha querido que el debut sea en un escenario inhóspito, de césped artificial flotando en caucho, frente a un recién ascendido donde casi ningún futbolista se dedica en exclusiva a entrenar porque con el sueldo del club no les da para ganarse la vida. «Sabemos que será un encuentro difícil, cerrado. El Prat conserva el bloque del año pasado con el que subió a Segunda B, al mismo entrenador (Pedro Dólera) y tienen muy interiorizada la manera de sacar puntos en su casa. Pero si hacemos las cosas bien y nos sale todo lo que hemos preparado, deberíamos poder ganar», valoró Lluís Planagumà, que envió un mensaje cristalino a su plantilla: «Los que salgan de inicio este sábado (19.45 horas, Footers) tienen la oportunidad de mostrarse, y si lo hacen bien y dan un buen rendimiento, seguirán en el once». Palabra de entrenador.