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Cuando el Hércules queda en familia

Los onubenses Alfaro son la sexta pareja de hermanos que coinciden en la misma temporada en el vestuario blanquiazul

Jesús y Alejandro Alfaro en la temporada 19-20. Rafa Arjones

A lo largo de los cien años de vida del Hércules muchas familias convivieron en el seno del club, ya fuese en Bardín, en La Florida o en el Rico Pérez. Apellidos célebres como los Bardín, La Viña e incluso los González ayudaron a tejer una historia que todavía sigue latiendo. La última familia que ha encontrado acomodo en Alicante ha sido la de los Alfaro Ligero.

Jesús (Huelva, 1991) fue el primero en aterrizar en Alicante. Lo hizo a principios de este 2019 procedente del Córdoba y se ha adueñado del extremo diestro del ataque blanquiazul. Su hermano Alejandro, de 32 años y con una amplia trayectoria profesional de élite, ha sido el fichaje estrella de este verano y ambos compartirán vestuario a las órdenes de Planagumà en esta próxima temporada 19-20. Son la sexta pareja de hermanos que coinciden al mismo tiempo en el club; los primeros desde hace 51 años.

Jesús y Alejandro cogen el testigo de los brasileños Waldo y Wanderley Machado, que se juntaron por vez primera en Alicante en la 70-71, en Segunda División. El primero venía con una hoja de servicios brillante, siendo uno de los mejores activos del Valencia de los sesenta y con el paso de los años adquiriría el rango de leyenda. El segundo arrastraba la inseparable vitola de ser el hermano del crack. Aun así había hecho unas cifras más que dignas en el Levante y en el Málaga. Ninguno luciría en el Hércules como se esperaba y durarían sólo una temporada en un club que estaba gestando a fuego lento la que iba a ser la mejor época de su historia.

Sólo un año antes, en la 69-70, en Tercera División, los andaluces Araujo, hijos de un histórico futbolista del Sevilla, también habían compartido vestuario y alineaciones en Alicante. Juan Felipe, delantero, había destacado a base de goles (12) en la 68-69 y al curso siguiente solicitó la llegada de su hermano Ángel, un defensa que también ayudó a que el Hércules recuperara la categoría en El Sadar navarro.

Fueron dos años consecutivos con una pareja de hermanos entre bambalinas, algo insólito porque no se había visto nada igualdesde los años treinta, cuando el club comenzaba a coger vuelto alto.

De Santa Pola al éxito

En 1930 llegaron desde Santa Pola los hermanos Maciá, dos firmes promesas del fútbol alicantino en las que el Hércules había insistido mucho. Manuel y José disputaron tres temporadas juntos en Alicante: desde 1930 hasta 1933. José, el mayor, era atacante y tras ese trienio en Alicante abandonó el fútbol de élite. Manolo se convertiría en uno de los mitos del club tras 17 años en él como futbolista.

Antes que ellos habían llegado los hermanos Ayguadé (Ramón y José), que compartieron vestuario en la 29-30 y 30-31. Junto a ellos, los Batista (el portero Florencio y Juan) también cohabitaron en el Hércules desde 1928 hasta 1932. En la temporada 30-31 el club alicantino contó con tres parejas de hermanos en la misma plantilla, lo nunca visto en ningún club.

Otras sagas

No al mismo tiempo, pero por el Hércules también pasaron otros hermanos como los Pérez, los Marqués, los García León o los Manrique, entre otros. De padres a hijos pasó también el legado como con los Corró, los Varela o los Ernesto Llobregat. E incluso se puede rizar más el rizo porque Fernando Santos, defensa de los cincuenta, era el abuelo de Raúl Ivars, de los noventa.

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