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La contracrónica

El mismo mal de toda la temporada

La falta de gol en El Toralín impide al Hércules estar cerca de la remontada ante una Ponferradina que ni sufrió

El «9» Benja Martínez desperdició dos claras ocasiones de gol en el primer acto y se marchó de El Toralín entre lágrimas. Álex Domínguez

No hubo milagro porque no hubo goles, como en casi toda la temporada. El Hércules se despidió ayer del ascenso a 800 kilómetros de Alicante y lo más doloroso es que estuvo muy lejos de la remontada. El objetivo blanquiazul era marcar pronto para que a la Ponferradina le asaltaran los miedos y las dudas, pero ese gol nunca llegó. El partido de vuelta, igual que el de ida, pudo cambiar si Benja hubiera estado certero en otra ocasión muy clara. En el Rico Pérez desperdició un mano a mano con Manu García que hubiera supuesto el 1-1 y ayer envió al larguero el balón cuando estaba a medio metro de la línea de gol tras un saque de esquina prolongado de cabeza en primera instancia por Samuel.

El Hércules ha firmado, en términos globales, una temporada de notable alto pero el regusto es muy amargo porque apenas se compitió en la gran final ante la Ponferradina. Los dos zarpazos de Isi en el Rico Pérez fueron una losa insalvable para el equipo alicantino, sobre todo por el drama que le acompaña en la delantera por la falta de gol. Únicamente se desató el grupo en la segunda parte frente al Logroñés y sólo con eso no te vale para ascender. Las lágrimas de Falcón, Samuel, Carlos Martínez, Benja y Pablo Íñiguez son las de todos los herculanos, si bien es cierto que la gran mayoría ya lo tenía bien asumido tras el 1-3 del Rico Pérez y el duelo se paso en los días siguientes, en pleno epílogo de las Hogueras.

Ayer apenas hubo batalla en El Toralín. Planagumà arriesgó sentando en el banquillo a Fran Miranda y dejando a Diego Benito solo en la sala de máquinas, con Chechu Flores algo más adelantado y después cuatro atacantes natos como Pol Roigé, Jesús Alfaro, Carlos Martínez y Benja. La Ponferradina castigó bien pronto la osadía del técnico barcelonés y a los dos minutos Carlos Bravo estuvo a punto de batir a Falcón en buena posición tras un buen servicio desde la derecha. El 1-0 llegó en el 4' por un mal despeje de Pablo Íñiguez de cabeza. El valenciano dejó el balón en la frontal en vez de alejarlo a un costado y el mediocentro Sielva conectó un derechazo que entró pegado al palo corto de la portería de Falcón.

Este gol tranquilizó aún más a una Ponferradina que levantó el pie del acelerado y le dio el balón directamente al Hércules. El cuadro de Bolo se dedicó entonces a juntar bien las líneas y a defenderse con orden, sabedor de que el crono jugaba a su favor.

La primera ocasión desperdiciada por Benja llegó en el 29' en una buena llegada de Pol Roigé por la derecha. El extremo llegó hasta la línea de fondo, sirvió atrás y Benja directamente ni golpeó al balón en posición franca de remate. Incomprensible. El «9», que ya ascendió a Segunda con el Barcelona B, la Cultural y el Elche, estuvo aún más cerca del gol en la última acción del primer tiempo, pero estrelló el balón al larguero cuando tenía toda la portería para él. Ahí murió el Hércules, el partido y la eliminatoria.

Planagumà, que en la sala de prensa dejó entrever que no se ve con energía para continuar la temporada que viene, quiso agitar el banquillo en la segunda parte dando entrada a Jona, Alvarado y Nani, pero el Hércules ya no tenía ninguna fe. Lo intentó con corazón, pero sin cabeza mientras las 9.000 gargantas de El Toralín se desgañitaban porque la fiesta estaba servida. Al Hércules se le resiste, salir del pozo nunca fue fácil y la temporada que viene afrontará la sexta consecutiva en esta categoría a la que nunca debió descender.

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