El Hércules se volvió a ejercitar en el estadio, apenas doce horas después de la decepción ante la Ponferradina. El trabajo sigue y el conjunto blanquiazul no variará su hoja de ruta semanal. Por lo pronto, hoy gozará del tradicional día de descanso de los martes y a partir de mañana encara los últimos cuatro días de la temporada.

El golpe fue muy duro, el peor de los últimos años, y los ánimos con los que llegaron los futbolistas ayer al Rico Pérez no fueron los mejores, pero con el paso de las horas la plantilla busca una rendija para la ilusión. «Hoy [por ayer] algo mejor que el domingo y el miércoles a empezar la remontada», confesaba uno de los pesos pesados de la plantilla.

Así afronta el vestuario el último partido del curso. El club busca fletar un chárter para viajar el viernes a León y regresar el sábado tras el partido, sea cual sea el resultado de la eliminatoria. La afición, por su parte, no abandona al equipo y se aferra a un lema para viajar a El Toralín: «Cuando todo está perdido, no hay nada que perder».