El Hércules explotó. Tardó 41 partidos, fue en un encuentro en el que comenzó perdiendo y en el que pasó diez minutos grogui. Pero lo hizo. Los blanquiazules se desquitaron de toda la presión y se desmelenaron por vez primera en toda la temporada. Tres goles y un pie y medio en la final por el ascenso a Segunda.
Reacción
Otra remontada
Como hiciera en el partido de ida de la primera eliminatoria en Barakaldo, el pasado domingo el Hércules volvió a sobreponerse al gol inicial de un Logroñés que aprovechó un despiste al alimón entre Samuel y Juanjo Nieto para ponerse por delante. Esta vez remontó con todas las de la ley, con un vendaval de fútbol tras el descanso después, eso sí, de una primera parte gris. El Hércules volvió a pagar con excesivo castigo -todo sea dicho- su conservadurismo inicial, un arranque de partido tímido y expectante en una eliminatoria larga, de 180 minutos. «Son cuatro en realidad, cada uno de 45 minutos», recordaba tras el encuentro Lluís Planagumà en rueda de prensa.
Tres goles
Nunca es tarde
Catorce meses después el Hércules hizo tres goles en un partido oficial. La última vez fue el 8 de abril de 2019, en el 4-0 ante el Valencia Mestalla, con un «hat-trick» de Chechu Flores. Entonces, como el pasado domingo, el Hércules también hizo tres goles en la segunda parte y se llevó el partido.
Alfaro, por fin
Decisivo y goleador
Fue el primer fichaje del mercado de invierno de este ambicioso Hércules. Alfaro llegó para dar un salto de categoría en la banda derecha y desde el primer momento se adueñó del puesto. El extremo onubense demostró galones en su inicio, pero hasta el domingo no había marcado. Tampoco había completado un partido tan redondo como el que le salió ante el Logroñés. Anotó el 2-1 y provocó el penalti del 3-1. Además, nunca se escondió, pidió el balón y superó líneas con facilidad gracias a su verticalidad y cambio de ritmo.
Adrián Jiménez
Asentado y aplaudido
El madrileño ya es titular indiscutible en el lateral izquierdo del Hércules. Ante el Logroñés culminó un partido completo, sin fisuras y se animó en ataque. Ha sentado a Nani, titular durante toda la temproada regular, y el domingo por fin sintió el reconocimiento general de la grada del Rico Pérez, que tiene a Nani en uno de sus ojos derechos. Adrián, con una envergadura de defensa central, subió bien la banda zurda y hasta llegó a provocar el saque de esquina que terminó en el cabezazo de Carlos Martínez que supuso el empate a uno.
Un Rico Pérez de gala
Mejor aspecto que ante el Barça
El estadio jugó su partido. La afición y la ciudad de Alicante se han vuelto a conectar con el Hércules y el equipo lo notó. El domingo el Rico Pérez rugió cuando se necesitó y la entrada de 18.200 aficionados es la mejor en tres años. Desde la final ante el Cádiz de la 15-16, en la que hubo 27.000. La visita del Barça en Copa de diciembre de 2016 congregó a 16.000 espectadores.
La vuelta del capitán
Chechu y el «play-off»
Salió con empate a uno y el estadio se vino abajo. Conserva la mística de aquella promoción contra el Cádiz en la que anotó dos goles con un dedo del pie roto. En la siguiente, la 15-16, también hizo dos goles ante Tudelano y Toledo y en la actual ha llegado a tiempo tras superar unas molestias físicas. En el 3-1 le cedió el penalti a Carlos, habitual lanzador en este curso.
La ventaja del 3-1
Fiabilidad y un lunar negro
Un 3-1 en la ida de una eliminatoria es un resultado más que favorable. Así lo defendió el Hércules en la 71-72 ante el Cartagena en una promoción por la permanencia en Segunda en la famosa «batalla del Almarjal» y en la 51-52 ante el Orihuela. Sin embargo, el último precedente fue un caso sin igual. La UD Las Palmas remontó en las islas y endosó al Hércules un 7-0, prórroga mediante.
