Un remate suyo de delantero centro estrenó el marcador el pasado domingo en el Rico Pérez, pero el juez de línea levantó el banderín y lo anuló. El Hércules eliminó al Barakaldo y Fran Miranda (Badajoz, 1988) sigue siendo el bastión del equipo en el centro del campo. El extremeño es indiscutible desde el primer día en el esquema de Planagumà, pide calma para culminar el curso con el mejor de los éxitos y no esconde que sueña marcar el gol del ascenso a Segunda.
¿Avistan ya el ascenso en el horizonte?
¡Uf! No miento si le digo que estamos centrados exclusivamente en este partido de ida con el Logroñés, ni siquiera en la vuelta.
Pero es un partido de 180 minutos, con varios condicionantes como los goles fuera...
Ya, pero si pensamos en el partido de Logroño nos podemos equivocar. Saldremos a ganar sí o sí el partido de ida y brindar la victoria a la afición.
¡Vaya recibimiento les dieron ante el Barakaldo!
Fue increíble. Uno se siente más futbolista cuando ve el Rico Pérez así. Nos ayudaron mucho porque hubo alguna fase en el partido no tan buena y es un lujo tenerlos.
La entrada apunta al alza este fin de semana. Se buscan los 20.000 espectadores.
Yo creo que se va a superar la cifra y ojalá también sean muchos los que nos acompañen a La Rioja la semana siguiente. Son muy importantes para nosotros y quiero que lo sepan.
Planagumà dijo que se le pusieron los pelos de punta con el recibimiento al autobús.
Es que fue un plus enorme. Te activa en seguida, esos minutos antes de entrar al vestuario... ¡Buf! Quiero agradecer también a todos los que nos han venido a animar durante toda la temporada porque lo merecen.
¿Se ha imaginado en Luceros?
No, no, no quiero ni pensarlo.
¿Por qué?
Porque si te imaginas cosas tan lejanas y luego no pasan te llevas un palo. Soy más de vivir el presente: venir a entrenar, cuidarme, descansar y preparar el partido del domingo.
Pero sí que habrá soñado con marcar el gol del ascenso...
Bueno, eso uno siempre lo tiene en la cabeza. Siempre piensas: «Joder, si lo metiera yo sería tremendo».
¿Cómo lo celebraría?
Supongo que me volvería loco, más aún quiero decir [risas]. Uno siempre quiere marcar y si es un momento así mucho más.
El otro día ante el Barakaldo ya acertó a meter una, pero se la anularon.
Fue una pena, pienso que era legal. Ojalá pueda aportar con goles, pero si no, seguiré como hasta ahora, con mucho trabajo.
Desde la distancia se ve a este Logroñés cortado con el mismo patrón que el Hércules: equipo sólido, sin apenas encajar...
Y seguirán en esa tónica, no tengo ninguna duda. Es un equipazo que ha competido con el Racing hasta el final, tienen gente arriba rápida y estoy seguro de que no perderán su esencia.
La ciudad ya ha dicho «euforia», ¿mantiene el vestuario los pies en el suelo?
Intentamos vivir en equilibrio, pero estamos muy ilusionados. Estamos en el momento que queríamos y queremos seguir dando motivos de alegría a la ciudad. Soñamos con ver el Rico Pérez lleno.
Qué lejano queda ya el verano pasado, cuando el Hércules luchaba por salir de dos años deprimentes.
Para mí ha pasado muy rápido todo, pero es cieto que han pasado muchas cosas. Hemos derribado muchas puertas esta temporada y espero que nos quede por delante un mes repleto de alegrías.
¿Han logrado desbancar a Samuel como pinchadiscos oficial del vestuario?
(Risas). Ahí sigue. Su música nos gusta mucho, él pone flamenquito, aunque yo para el gimnasio prefiero alguna más movidita. Emaná nos pone Michael Jackson, así que tenemos diferentes registros, pero yo soy de oído fácil, me gusta todo.
Ese clima en el vestuario es uno de los secretos del éxito.
No lo dude. Hay una conexión tremenda, no es sólo una relación de trabajo, va más allá.
