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Obituario

Manuel Pazos: un falso amorío varió el destino del Conde

Muere a los 89 años el portero del Hércules en la 1954-55, que también defendió las porterías del Madrid, Atlético y Elche

Manuel Pazos: un falso amorío varió el destino del Conde

En 1954 no había internet. Ni redes sociales. Pero la «fake new» -por entonces bulo o falso rumor-corrió como la pólvora hasta acaparar de tal forma el tertuliano espacio futbolero que terminó por adquirir etiqueta de realidad variando, incluso, el destino de su protagonista: un extraordinario guardameta, gallego de Cambados, que respondía al nombre de Manuel Pazos González.

Todo comenzó el 28 de marzo de 1954. Más concretamente, durante tres minutos fatales del encuentro que enfrentó al Real Madrid y al Valladolid en el estadio Zorrilla. A ese partido,en la recta final de la Liga, el conjunto madridista llegaba con una pequeña ventaja sobre el Barcelona. Fue el año en el que Di Stéfano debutó como jugador blanco, centrando la atención de la Liga junto al barcelonista Kubala.

Precisamente fue Di Stéfano quien inauguró el marcador en Pucela con un espectacular gol de tacón que iluminó la portada del diario «Marca» al día siguiente. Sin embargo, tan bella acción casi pasó desapercibida por lo que ocurrió minutos después. Tras llegar al descanso con un cómodo 1-3 a favor de los blancos, el Valladolid remontó el marcador con tres goles anotados desde el minuto 75 al 78, tres dianas que llegaron en balones bombeados y que acabaron en la red.

Rápidamente se apuntó a Pazos como culpable de aquella sorprendente derrota. El primero, su entrenador, Enrique Fernández, que sumó a una declaración desafortunada el hecho de apartarle de la titularidad. Quien no lo hizo fue Di Stéfano, que fue el primero en aclarar a su portero que en fútbol «ganamos y perdemos todos». Pese a ello, el madridismo dictó sentencia: bajó el pulgar señalando a Pazos y, acto seguido, apareció por todos lados un rumor, absolutamente falso e infundado, dando por hecho que Pazos había pasado la noche anterior al partido en vela, en brazos de Queta Claver, una bella actriz de la época.

Tuve ocasión de hablar con Pazos hace unos años sobre aquello: «Ni siquiera la vi una sola vez en mi vida. Si hubiera pasado algo, lo diría. Pero era todo falso. Jamás conocí a esa mujer».

El bulo se hizo tan grande que Santiago Bernabéu decidió cederle al Hércules al año siguiente. Alejado de esa presión, Pazos, que se alojó todo el año en el hotel La Balseta, culminó una gran temporada en la que el club alicantino quedó sexto en Primera División. Tras ese año, con la carta de libertad en la mano, firmó por el Atlético de Madrid, donde jugó hasta 1962, fecha en la que recibió varias ofertas, entre ellas la del Elche, que fue la que más le convenció al mantener un gran recuerdo de su paso por Alicante.

Defendió la portería del club ilicitano durante siete temporadas en Primera División, la mejor época del Elche. Allí se retiró y allí se quedó a vivir, en una casa que compró en los terrenos del viejo Altabix, donde al llegar, siete años atrás, le apodaron «El Conde» al aparecer con un deslumbrante Cadillac de color negro. En su cabeza, con todo, siempre quedó que un falso idilio le impidió ser el portero del Real Madrid de las cinco Copas de Europa.

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