Por inercia, lógica o simplemente rutina. El Hércules superó ayer con menos sutileza de la prevista al colista Conquense, que ya huele a Tercera.

El partido, que comenzó un par de minutos antes de la hora, se enquistó pronto y el Hércules, sin su centro del campo titular, se convirtió en un equipo plano, previsible e incluso vulgar. Sólo Falcón, en otra tarde de matrícula, y la fe del goleador Benja estiran la persecución al líder 18 horas más, hasta que este mediodía juegue el Baleares en Badalona. Si gana, la pelea por el primer puesto termina a falta de dos jornadas.

En el primer tiempo un contragolpe muy bien hilado por Carlos y mal rematado por Chechu, que pudo haber dado el gol en bandeja a Benja, fue el acercamiento más claro de los blanquiazules. Antes Falcón había despedido un cabezazo de Chrisantus y poco después le haría un paradón a Aguilera.

Con otra ocasión desperdiciada de Alfaro, que se esquinó demasiado en una nueva tentativa blanquiazul, llegó el descanso en un Rico Pérez con algo más de 8.000 espectadores y bajo la desazón generalizada de que al equipo le faltaba algo de tensión.

Tardó en encontrarle el pulso al partido el Hércules y en el 57' Falcón salvó un gol cantado. El aplauso al meta gaditano derivó en un tímido conato de reprimenda al equipo. Lució Juanjo, se fue Alvarado, que jugó su último partido de blanquiazul, y entró Juli, que reanimó a los suyos. Superó las líneas que no atravesaban sus compañeros y Benja empujó a gol en el 74' un balón que había servido Alfaro al área.

El partido, ya roto por la herida abierta del Conquense, pudo cerrarse con algún gol local más, pero este Hércules dosifica su repertorio. Y no le va nada mal. Ayer cerró matemáticamente su presencia en el play-off tras dos años de miseria, prolonga a ocho su racha de partidos invicto y esta mañana busca prolongar aún más el milagro del primer puesto.