Cantaba Joaquín Sabina en Peces de Ciudad, una de sus eternas poesías, que «al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver». Mario Kempes, campeón del mundo en Argentina 78, se tomó al pie de la letra el verso y tardó 33 años en regresar al Rico Pérez, donde maravilló a una afición que ayer le demostró gratitud eterna. El estadio madrugó para vestir sus mejores galas en el homenaje al «Matador» que organizó ayer INFORMACIÓN. El primero en aparecer por el césped blanquiazul fue Juan Cartagena, excompañero de Kempes en el Hércules. Al defensa alicantino enseguida le recordaron aquel penalti contra el Barça que encarriló una permanencia en 1985 que se sellaría semanas después en el Santiago Bernabéu.

Los culés llegaron al Rico Pérez con el título de Liga casi en el bolsillo, un punto le daba el campeonato, pero el Hércules se jugaba la vida. «Tenían las banderas preparadas», recordaba ayer Kempes entre bastidores, que aquel día fue sustituido mediada la segunda parte. Urízar decretaría penalti a favor de los blanquiazules poco después. «¿Quién lo tira?», se apresuró Cartagena acercándose al banquillo, consciente de que ni Kempes ni Sanabria, habituales lanzadores, estaban ya sobre el campo. «Tú mismo», le respondió el técnico Torres. «O dentro o a la Casa Sacerdotal», confesaba ayer entre risas el propio Cartagena.

Los protagonistas fueron apareciendo y casi al mismo tiempo salieron del túnel de vestuarios los expresidentes José Ramón Solano y Emilio Orgilés. Tras ellos, los exfutbolistas Reces y Rastrojo. «Acojonantes [con perdón] estos banquillos», coincidían varios recordando los célebres fosos de entonces.

Tampoco faltó la histórica familia González, santo y seña del Hércules, con los hermanos Paco y Manolo a la cabeza. Se acercó también Giuliano para saludar a su compatriota, un Kempes emocionado con su regreso a Alicante tres décadas después. «Me suenan todas las caras, los nombres ya...», se excusaba con una sonrisa y muchos abrazos. «¡Cómo está el césped!», fue su primer comentario. «El que no sepa jugar aquí es para matarlo», bromeó el Matador. «Estás para subir la banda», le dijo a Latorre. «Para bajarla ya no», le contestó éste. Llegaron Herbera, Luis Paños, Quique Sala y el entrenador Carlos Jurado. El expresidente José Torregrosa confesó cómo gestó el fichaje de Kempes por el Hércules, en la popular cafetería Lauria de Valencia: «Yo estaba allí por trabajo y siempre lo veía por ahí, hasta que decidí hacerle la proposición». Hasta el exalcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, recordó con Kempes cuando le propuso ser pregonero de las Hogueras de 2016. «Una lástima, coincidió con la Eurocopa y estaba comentándola con ESPN», se escudó.

Cerca de 500 personas, entre ellas caras conocidas como Natxo Bellido y toda la plana mayor del actual Hércules, se dieron cita en la grada de Tribuna para rendir un caluroso homenaje a Kempes, que terminó enfundándose la camiseta blanquiazul y probando fortuna de nuevo desde el córner que hizo suyo. Se le despidió con honores, nunca se tiene en casa a un campeón del mundo. Al lugar donde se ha sido feliz, uno siempre tiene que tratar de volver.